martes, 29 de marzo de 2011

eBooks

Hace más años de los que puedo contar comencé un viaje increíble al mundo de la literatura y desde aquellos ayéres no me he detenido, si bien por momentos el flujo de libros baja o sube dependiendo de factores como el estado de ánimo o bien el tiempo del que dispongo. La lectura es una adicción, el ejercicio de las letras es incansable y una vez que sabes hacerlo no hay marcha atrás.
Hay que saber leer, es mi premisa. Tener la capacidad de descifrar los signos lingüísticos no te da de inmediato una chaqueta de cuero, látigo y un fedora para poder adentrarte a la jungla de las ideas de un autor, requiere de entrenamiento, arduo, constante, disciplinado pero increíblemente placentero, satisfactorio y gratificante. Como cualquier actividad que requiere de tiempo, energía y voluntad es un ejercicio, que debe de realizarse con regularidad para dominarse.
Una vez que tienes la condición para enfrentar los retos de las oraciones y las ideas, descubres mundos ilimitados llenos de conceptos variopintos que no puedes dejar ya de hacer tuyos, encontrando que tienes preferencias por este o aquel estilo, por uno u otro tema y te encontrarás buscando más textos que satisfagan tus necesidades de hambre de letras.
Una de las mejores opciones hoy en día para saciar esta hambre son los aparatos electrónicos que permiten leer libros en formatos digitales. Dicho de manera más sencilla, los eReaders para eBooks, o en español, los lectores electrónicos para libros digitales. El primer formato digital que pudo albergar un libro entero con un peso decente —haciéndolo portátil— fue el pdf de Adobe. Sin embargo hoy el formato más aceptado, mucho más versátil y ligero es el ePub (electronic publication).
Si bien aún tiene sus desventajas, como el hecho de que no soporta comics, es el formato más aceptado para publicaciones libres, es decir, que no está sujeto a un lector específico como los archivos de Kindle, o los del Sony Reader. Imaginen las tarjetas de memoria de sus cámaras, el ePub es el equivalente a la tarjeta SD, mientras que Kodak o Sony manejan sus propias tarjetas de memoria que no son utilizables en otros aparatos limitando su versatilidad enormemente.
La experiencia de leer en un lector electrónico al principio es extraña, quizá hasta difícil. Hay un periodo de adaptación al peso del aparato, aunque que pesa lo mismo que una novela de 300 páginas pero mucho más delgada. Pasas un rato acostumbrándote a ver una pantalla en lugar de la superficie de una hoja de papel y hay un sentimiento definitivamente ajeno al aparato los primeros días. Nuestra mente nos dice constantemente que sostienes en la mano un celular, o una tablet. Hasta que de repente estás leyendo con la acostumbrada rapidez,  gozo y agilidad de un libro.
Para mí ha sido una ventaja especial poder subrayar párrafos, citas, líneas de diálogo, etc y aún mejor poder escribir notas personales en torno a las secciones subrayadas mismas que puedes ocultar para que otro lector no "sufra" con tus anotaciones y marcas. Puedo buscar mis propias notas y secciones realzadas así como palabras, capítulos e incluso palabras en el diccionario integrado del aparato. La experiencia de lectura se ha convertido para mí en algo ya cotidiano, normal, cual si fuera un libro de papel.
Una de las ventajas innegables del aparato es poder conseguir libros a menos precio e incluso de forma gratuita. Mucha gente piensa que sólo hay libros disponibles en inglés, lo que es un error. Hay raudales de publicaciones en español así como en otros idiomas (francés, alemán, portugués), lo mismo revistas y publicaciones científicas. Es un aparatito increíble, ya que  —yo personalmente— traigo en la Nook mis comics (he dejado ya de comprarlos impresos), mis notas y algunos libros para mis clases, ya que la Nook tiene compatibilidad total con cualquier documento de Office o de Open Office y docentas de novelas y algunos ensayos, muchos de los cuales no se consiguen en México.
Asimismo existen ya softwares gratuitos para formatear documentos de word y pdf al formato ePub e incluso softwares para la creación de los mismos, que requieren de pequeñas habilidades de programación. Los comics en mi caso lo único que tengo que hacer es darme el tiempo de imprimirlos en PDF para poder cargarlos a la Nook, lo que no es difícil. No necesita de un software (como el iTunes) ya que funciona como una memoria flash y la batería a mí me dura cinco días con dos o tres horas diarias de lectura. Incluye Web Browser y conexión WiFi que es un extra genial, aunque mina la duración de la batería.
Mi lector electrónico de libros se ha convertido en un aparato escencial en mi vida como lector (y como profesor), no voy a negar jamás el hecho de que un libro impreso es hermoso, el aroma del papel (sobre todo en libros viejos), la sensación del gramaje en tus dedos, el sonido de la hoja al ser pasada... sin embargo, las ventajas que ofrece el eReader son equiparables, quizá superiores, a las del libro electrónico y negarlo, por romántico que sea, no es de lectores sensatos.


viernes, 4 de marzo de 2011

Crueldad

Es un hecho innegable que la crueldad sólo puede ser ejercida por los seres humanos. La palabra derivada del latín cruor significa sangre, mas no aquella que transporta oxígeno del corazón a todas las células del cuerpo, sino aquella que mana de las heridas provocadas. Los griegos y romanos usaban dicho vocablo para referisrse a los sacrificios dionisios de toros y animales, así como para aquellos hombres que precisamente por su crueldad infligían heridas en sus contrincantes ya sea en batalla o bien el la arena de los gladiadores. La crueldad entonces es la capacidad que tiene uns er humano de causar daño intensionado a otro ser. Lo interesante de esto es que es un acto que así como sólo deviene del ser humano sólo puede ser interpretado por el ser humano. Es decir, para pode identificar un acto cruel sólo aquellos que lo conocen pueden reconocerlo.
La intensión es otro concepto que viene al caso ya que en la Ética, el estudio de las acciones del ser humano, se pueden reconocer dos actos principales: El natural (ir al baño, estornudar, etc.) y los llamados "del hombre" cuya diferencia esencial es la intensión. Los actos que llevan a cabo todos los seres vivos ya sea por instinto o por necesidad carecen de intensionalidad si bien no de finalidad. Aristóteles hablaba de la esencia de las cosas vía su fin (Teleología), sin embargo la intensión es cuando deliberadamente realizamos un acto concientes de que de manera directa o bien desencadenando otros actos más, obtendremos un resultado esperado, meditado, razonado.
La Celestina, de Antonio de Rojas, es un claro ejemplo de la intensión reflejado en la compleja trama que teje la protagonista para saciar su codicia y completar sus fines a través de la manupilación de las variables que le rodean, sobre todo con el uso de los premios y castigos en torno a las personas involucradas en algo que parece tan simple como un enamorado, Calixto, que desea obtener a la mujer, Melibea, a como dé lugar. Qué mejor ejemplo que el misterioso benefactor de Philip Parrip, el redimido Magwitch quien bienintensionado le brinda a Pip sus Espectativas para éste averiguar que la Señorita Havisham tenía a su vez sus propia agenda malintensionada basada en una vida amargada y enfocada precisamente a la crueldad.
El meollo del asunto es que estos personajes llegan a un momento en que son concientes de que han sido tratados con crueldad por uno o más agentes malintensionados que urdieron complejas maquinaciones para sus sórdidos fines, algunos de ellos reaccionando de manera vindicativa ante la conciencia de la crueldad ejercida sobre sus personas. La crueldad es un elemento clave en la tragedia y el drama, es uno de los antivalores esenciales para el exiempla del siglo de Oro español (Lazarillo de Tormes, La Lozana andaluza, Buscón don Pablos, etc.) y elemento pertinaz del tatro helénico que permea la obra teatral hasta nuestros días (Ifigenia de Racine). Así que si bien es algo enteramente negativo, la humanidad no puede aprender a ser misericodriosa y benevolente sin conocer la crueldad en sus formas dramáticas, literarias, teatrales y artísticas...

Originalmente este iba a ser un escrito sobre la crueldad hacia los animales, pero mis lecturas me llevaron por el camino de la reflexión en torno a la crueldad humana en la obra literaria y teatral (que se considera también literaria, pero debe distinguirse); quizá la siguiente entrada del blog finalmente se centre en por qué la crueldad hacia los animales es sólo cruel porque nosotros la percibimos, no porque la fauna la comprenda.

viernes, 18 de febrero de 2011

Veinte minutos.




Hace un par de días me sentí el profesor más frustrado de todo el país. Quizá porque soy el tipo de educador que realmente cree en su trabajo, y cuando me enfrento a un bonche de adolescentes que arrojan mi trabajo por la ventana eso puede traer consecuencias nefastas a mi ánimo.
Podría pensar que es resultado de haber dado la clase de metodología para la maestría en administración y que el nivel de mis clases estaba donde me gusta, o quizá que tengo buenos grupos a nivel licenciatura. Soy, como queda en evidencia, un profesor multifacético.
A los "prepos" les doy clases por dos razones que quedan escritas en un orden porque la gramática lo requiere pero que no tienen jerarquía, por servicio y por dinero. Me veo como un servidor, alguien que proporciona a la sociedad un servicio aún si es en una institución educativa privada y mi trabajo es brindar una edcuación académica que construya personas críticas, autodidáctas y con un nivel cultural que refleje el nivel académico de alguien que está previo a entrar a una carrera profesional.
Oh desilución. La frase clave fue "me veo", y he descubierto algo que seguramente no es el hilo negro ni brindará ninguna herramienta de optimización del proceso enseñanza-aprendizaje, mucho menos hará conciente a quien lo lea. Pero me desahogo. Mi hallazgo consiste en la total carencia de mis alumnos para "verse" en un futuro no mayor a veinte minutos. La mayor parte de ellos no tiene aspiración alguna, ambición o metas, ya no digamos proyectos. Me aventuro a afirmar que no han jugado a "qué quieres ser de grande".
Cuando niño yo quise ser biólogo marino porque tuve algunos libros de peces y fáuna marina que me motivaron a la tierna edad de unos seis años a desear el contacto prolongado con dicho ecosistema. Mi gusto por los dinosaurios me llevó más adelante a anhelar una carrera trabajando con fósiles y así, la idea de ser paleontólogo estuvo en mi mente un tiempo para ser sustituída por la clara noción de ser historietista. Me dediqué en alma y mente a ello varios años para encontrarme con poco talento y un par de callejones sin salida.
Dicha frustración me llevó a un par de vueltas en U y algunos rodeos académicos que me trajeron diversidad de conocimientos aunado aun par de habilidades nada despreciables así como algunas competencias laboralmente inútiles. Todavía hace unos cuantos años mi formación formal académica estaba ya en fases de concretación (mas nunca conclusión) y todo porque quería ser tantas cosas, hacer tantas actividades y al mismo tiempo esclavo de las circunstancias y el predeterminismo en todas sus facetas.
Pero mis alumnos no aspiran a ser alguien, ni quieren hacer algo y están vacíos de sueños en cuanto respecta a su desempeño socio-laboral. No tengo uno solo que sueñe con dibujar una historieta, hacer un filme, grabar un programa de radio y mucho menos escribir un libro, mínimamente un cuento. Dentro de sus seres no habita la ambición (no confundir con la codicia) ni hay imágenes de ellos mismos realizando actos ni complejos ni simples. Aspiran a las cosas más mundanas, groseras y empobrecedoras: a tener dinero, cosas que compraron con él y que la gente les admire por ello.
Eso con los muchachos, las chicas a veces no aspiran ni a tener cosas, muy procupadas en verse bonitas (cuyos parámetros de bonita carecen de marco referencial) y por averiguar si el novio las engaña cuando lo tienen, y de conseguir uno cuando no lo tienen. Estos seres humanos que ocilan entre los 16 y los 18 años no tienen sueños, ni anhelos y tampoco ilusiones. No generan imágenes mentales donde se puedan proyectar haciendo cosas maravillosas -para sí- como descubrir un nuevo dinosaurio o realizar una macroserie de comics de 24 números que desemboque en un filme animado musicalizado con orquesta sinfónica y una banda de heavy metal.
Soy un servidor, doy clases, he estado estudiando toda mi vida de manera formal pero sobre todo informal en donde he podido y como he podido. Aprovechando las oportunidades que me ha presentado el destino en la medida de mi interés y mi energía. Sigo sin soltar algunos de mis sueños de infancia y confío ciegamente en tener más vida que proyectos aún si llegue a viejo y jamás haya podido descubrir un dinosaurio desconocido hasta entonces. Pero es un golpe, en ocasiones muy duro, no poder imbuir a los muchachos de esa fuerza que te motiva a buscar realizar todo lo que imaginas, tenerlo en tus manos, frente a ti y sentirte bien contigo mismo de haberlo logrado para pasar al siguiente proyecto. De la maravilla que es encontrar proyectos no planeados que enriquecen tu vida. De lo hermoso que es "verte" a ti mismo haciendo todo lo imaginable sin sentirse frustrado por no haber viajado 20,000 leguas bajo el mar.
Como tantos otros proyectos seguir a diario intentando que los muchachos tengas aspiraciones es algo que quizá no vea realizado; a pesar de los golpes ocasionales me satisface tener la oportunidad de intentarlo.

viernes, 4 de febrero de 2011

Un país de niños.

Yo no tengo idea de qué es Top Gear, ahora conozco que existe dicho show británico, pero sigo ignorando qué es. Básicamente porque para conocer algo debes tener contacto constante con dicho objeto/sujeto o fenómeno; así que lo primero que atrapó mi atención fue que un clip de menos de tres minutos fuese juzgado de inmediato. Es común que critiquemos sin fundamento alguno, cuando la crítica como ejercicio debe ser un acto de análisis en primer instancia. Para realizar dicho análisis debemos conocer el objeto de estudio, es método científico básico. Asimismo hay que tener un marco teórico, un modelo de análisis y un modelo de interpretación también. De lo contrario se convierte en un acto ambigüo, infundado, basado en conjeturas cuyo único valor es el de la opinión, que merece respeto, pero ninguno que le dé validez crítica.
Pero como dicen los norteamericanos "everyone's a critic", y las opiniones se convierten en teorías de análisis. La TV mexicana está plagada de programas cuyos integrantes se dedican a eso, a dar opiniones y que se ofenden si osas poner en duda sus métodos los cuales si bien son un método no son epistemológicamente validos, es decir, el periodísmo es un ejercicio de la ciencia de la comunicación, así como al complejo proceso de producción mediática y deberían regirse por los principios de dicha ciencia. Sus escuetos acercamientos a la interpretación de hechos son siempre parciales, tendenciosos y adolecen en absoluto de un criterio neutral. Obvio, cuando no haces las cosas seriamente y pones "de tu costal" se convierte en una llana opinión, para citar otro dicho común norteamericano sobre las opiniones "everybody's got one".
México no tiene telediarios, todos de alguna u otra forma ofrecen siempre su "punto de vista" lo que hace realmente complicada la interpetación y manejo de la información recibida. Al menos para quienes queremos la información como datos para aplicarlos a nuestra realidad, precisamente escogiendo el uso y la consecuencia del mismo. Sin embargo no sucede así en nuestro país donde la información es objeto de un regurguitamiento por parte de los "comunicadores" quienes dan siempre un giro de perspectiva sin que ello ofenda al televidente quien parece engullir como pájaro reción salido del cascarón datos muchas veces inñutiles pero con ese toque de "oye deveras, eso está mal" sin que nos den oportunidad de hacer nuestro propio juicio de valor.
La informción que se genera a diaro en el Globo es tal que no podemos sino buscarla para su uso y procesamiento a través de medios alternativos como lo son las ediciones electrónicas de revistas y periódicos que ofrecen su informacón vía el Internet, aunado a un uso pragmático de twitter. Espacios reservados para aquellas personas que quieren depurar el flujo de información que reciben o que sencillamente se senten insultados cada que un conductor de telediario (o peor, de un insulso show de "espectáculos") se indigna porque en un programa de televisión extranjero, que no conoce ni se dignó investigar, se hizo un chiste e inadvertidamente se rompió un protocolo de diplomacia internacional.
Habiendo una crisis socio-política en un país lejano que nos afecta por su repercusión en la bolsa de valores mundial, aunado al enorme impacto en los paradigmas sociales y mediáticos que pueden ser de importante influencia en nuestros propios modelos sociales de usos y costumbres, la agenda mediática mexicana nos tiene viendo una versión editada de una previo clip parcial, de un programa de televisión que no conocemos ni comprendemos en voz de una serie de conductores que se dicen acólitos del trabajo periodístico aun si en realidad parece que tienen sus estudios de televisión en la Ciudad de los Niños y juegan a la producción de televisión y a hacer periodismo.
Más me indigna que los televidentes son, quizá, aún más inmaduros que el trabajo periodístico que se lleva a cabo en las dos principales televisoras del país. Un país con una televisión pueril, cuya audiencia responde a los contenidos mediáticos de países más maduros de manera inmadura a causa de su crasa ignorancia.

lunes, 20 de diciembre de 2010

La madrugada del 19 de Diciembre, Texmelucan.

Yo dormìa luego de un sábado que había demandado algo de energía y esperaba despertar el domingo siguiente un poco más tarde de lo acostumbrado. Antes de las seis de la mañana escuché a mi mamá subir las escaleras, acostumbrado a despertar a las 5:30 de la mañana todos los días mi sueño era lo suficiente ligero como para detectar sus discretas pisadas, su andar madrugueño. No desperté sino hasta que unos minutos después de escucharla subir tocó a la puerta de mi recámara, abrió con tiento y me dijo en voz baja pero alarmada algo que recuerdo sonaba a "creo que explotó la petroquímica, hay un incendio y se ve grande ¿qué hacemos?" Supongo que le dije que no pasaría nada, que era poco plausible que la petroquímica explotara, además muy en el fondo de mi subconciente yo sabía que dicho complejo queda a más de 4 kilómetros de nuestra casa. Vivimos a una cuadra del centro.
Estaba por quedarme dormido una vez más cuando una voz femenina en la calle me hizo reflexionar un poco "cierren sus tanques de gas" gritaba a todo pulmón pero sin histeria. Finalmente me levanté más por curiosidad que alarma, pude escuchar encamorrado los vecinos en la calle, autos que pasaban frente a la casa, voces que parecían lejanas. Me puse una chamarra, mi bata, una bufanda y mi gorro, subí las escaleras al cuarto que da a la azotea. Los perros (dos schnauzer) no hacían ruido, aunque yo no había caído en cuenta de ello. Mamá estaba ahí de pie en la oscuridad del pequeño cuarto con el resplandor naranja, mortecino, iluminando parcialmente su rostro. Algo me dijo, su voz tensa, su actitud física de angustia total.
Le dije que había que cerrar las llave del gas estacionario, y que debíamos guardar calma, que no iba a pasarnos nada. Vi las llamas a través del ventanuco que hay para ventilación simple. Las llamas brillaban, aún era de noche y la columna de humo se perdía en el vano del marco. Dije algo sobre el color del mismo, pensando que si se ponía blanco mientras ardía corríamos riesgo de intoxicación química peligros y tendríamos que sellar la casa y considerar salir de ahí. Medí la distancia con premura. La casa está ubicada a unos 300 metros del río Atoyac que corre paralelo al boulevard Jalisco, al cual le cambiaron el nombre por el de un profesor que nadie recuerda y que jamás podrá pasar a la memoria ya que nadie usa ese nombre para referirse al bulevard Jalisco. Si seguimos el caudal del río, hoy contaminado hasta las cachas por los asentamientos, una vez irregulares, que están cruzando el río hacía el norte, llegaremos al puente colorado, como a un kilómetro de distancia de donde estábamos ubicados. Este puente cruza el río y da a una intersección que lleva a una calle paralela al Atoyac donde ahora están las habitaciones, aún ruinosas y mal trazadas; a una calle que pasa por atrás de una unidad habitacional ubicada a un costado del supermercado y a su vez, a la avenida san Damián, que nos lleva a la salida a Tlaxcala, Villalta y a la derecha hacía San Lucas "el chico", donde hay una estación de gas LP.
El camino hacia san "Luquitas" como le llama la gente está flanqueado por comercios irregulares, puestos mal pertrechados, callejones y conjeturo, pero casi estoy seguro, de casas mal construidas, asentamientos irregulares y basura,. Se convierte en u8n día de la semana en un hervidero de gente que comercia fruta, verdura y demás productos que recuerdan a un Tlatelolco azteca pero sucio y desordenado. Los martes el tianguis llega hasta allà. Cuando asomado por la pequeña ventana mis cálculos me indicaron que el incendio se llevaba a cabo del otro lado del río se lo hice saber a mi cada vez más angustiada mamá, le aseguré que no pasaría nada, que estábamos a salvo de las llamas. La voz se le quebró cuando estalló uno o dos tanques de gas y las llamas subían y se avivaban. Le aseguré que no llegaría el fuego, mientras repasaba mis cálculos mentales.
Abrí la puerta del cuarto de 2 mts por 2 mts y le dije algo similar a "no salgas, voy a cerrar la llave de paso". Salí con las llamas a mi costado derecho, no miré directamente, me dirigí al tanque estacionario, de sus casitas salieron los perros asustados. Caminé quitándomelos de encima, abrí la pequeña puerta de metal y cerré la llave. Estaba casi en la orilla de la casa y en la calle aún se escuchaba a la gente gritando, sin dicción ni calma, inteligible balbuceo en pánico que me hizo retroceder. Di vuelta para regresar al cuarto donde una muy nerviosa mamá me esperaba y me dio en la cara como el aliento de una tortillería. Mi campo de visión no podía abarcarlo todo, tuve que hacer un paneo de izquierda (norte) a derecha (oriente), una franja de fuego se levantaba unos 400 o 500 metros en el aire, intensamente naranja y amarilla en la base, rojiza mientras se alzaba mezclándose con un denso humo negro aterciopelado. Era más intensa justo en donde debería quedar el puente Rojo, a más de 1000 metros... quizá un poco más. Entonces subí la mirada y como un monstruo que lengueteaba la atmósfera subía moviéndose en bolsas de polutas negras, grises, serpenteando con las corrientes de aire, a una distancia que no pude calcular, varios kilómetros seguramente.
Me congelé un instante, anonadado por el siniestro espectáculo frente a mis sentidos; no escuchaba ya los gritos, un segundo olvidé que mi madre estaba dentro, que los perros me brincoteaban en las piernas, frente a mí un infierno de kilómetro y medio de largo, casi medio kilómetro de alto y una bóveda de denso humo mortecino se comía las estrellas. Hablaba, con una voz baja, un murmullo grave que retumbaba en el aire casi imperceptible, se escuchaban explosiones que alimentaban las bolas de fuego.
Regresé a mis sentidos, y entré al cuerto con mamá. Le dije que había que tomar precausiones, le volví a decir que no pasaría nada. Me preguntó si nos íbamos a ir, le dije que no, que primero teníamos que seguir un protocolo de seguridad. Yo y mis lecturas, siempre apegado a los procedimientos. Vamos, le dije, hay que bajar el switch de la electricidad, si vamos a evacuar tenemos que hacerlo bien. Ingenuamente esperaba aviso de las autoridades. Ella de hecho permaneció en el cuerto viendo el incendio mientras yo bajé, busqué una lámpara, mi móvil, los audífonos del mismo para sintonizar la radio. Ya no había elecricidad sin embargo corté el suministro. Saqué unas velas, tomé unos cerillos y unos vasos para veladora. Conecté los auriculares e intenté sintonizar. Sólo había música en la radio local. En la calle motores de autos, precipitados, gritos, balbuceos incoherentes. Estuve a punto de salir y estúpidamente preguntar si ya había aviso de evacuación. Puedo ser a veces demasiado imbécil y creer que la vida tiene tanto orden como el que yo quisiera. No lo hice, armado con la linterna, habiendo sacado velas, cortado la electricidad, subí a decirlme a mamá que no había comunicación. Envie un mensaje de texto a Puebla pidiéndo investigaran qué había sucedido. Realicé una única llamada telefónica, la única que vino a mi corazón.
Le indiqué a mamá que se vistiera, que saldríamos de ser necesario llevando todo lo necesario. Juntamos nuestros documentos, y mientras hacíamos esto entró una llamada a la línea de la casa. Una prima nos pedía que fuéramos a su casa a pasar la crisis. Yo reflexioné que sería lo mejor para nosotros, además, en su casa había electricidad y algo que parece un cliché pero es bien importante: Internet. Hice una maleta, sólo por procedimiento de crisis, una sola muda de ropa para mamá y para mí. Dinero, identificaciones, bien tapados sacamos el auto, regresé a cerrar todo con llave y candados. Sin información no podía saber cuáles serían los procedimientos de seguridad, no sabía si nos evacuarían, si era un derrame químico peligroso, si era sólo combustible, no sabía nada excepto lo que mi sentido común decía. Pasó bastante tiempo, para cuando salimos el humo estaba tornándose blanco y las llamas cedían.
Recuerdo haberle dicho a mamá para calmarla que Pemex tenía estrictos protocolos de seguridad, que los bomberos eran eficientes, que el fuego estaba controlado. Seguía pensando que tal vez, sólo quizá, podría haber riesgo de intoxicación que ameritara salir de la zona. Llegamos a casa de mi prima y finalmente pudimos escuchar en la radio los primeros reportes, los cuales jamás salieron de la radiofusora local que quedó como una completa incompetencia para dar servicio social y civil, a la cual jamás se acercaron miembros de protección civil para dar aviso, mediocres incompetentes, inservibles públicos con un sueldo injustificado.
La mejor arma de información fue el internet, vía twitter pudimos mis sobrinos y yo informarnos de todo. Las líneas telefónicas funcionaban, las terrestres al menos, pude comunicarme nuevamente con las personas que importaban. Obtuve información de Puebla, quienes checaron vía internet. La información circulaba lentamente, a cuentagotas y ya habían pasado más de 2 horas desde el primer fuego. Los rumores comenzaron, frases impertinentes, insensatas de gente sin preparación ni sentido común "San Martín en llamas". En mi camino a la casa de mi prima vi gente en las calles en pequeños círculos de rumor y desinformación. Platicaban y seguramente ejercían la peor de las acciones comunicativas: conjeturaban. Gente en pijamas, con cobijas en sus espaldas esperaban Dios sabrá qué. Ah, y los mirones. De dónde salen no lo sé, quiénes son y por qué no tienen otra cosa que hacer excepto mirar, es un misterio. Antes de las 9 am ya estaba todo en calma, los medios habían dicho que la situación estaba controlada. Una vecina de mi prima llegó y comenzó una retahíla de comentarios absurdos, conjeturas aventuradas y anécdotas de actos compulsivos y poco meditados. Confirmé mis sospechas sobre los círculos de rumor en las calles.
Mamá ya calmada, yo con café en mi sistema y un par de rebanadas de pizza, salimos de ahí a antes de las 10 am. Intentamos pasar a comprar alimento, leche, sólo para descubrir que ni un sólo comercio estaba abierto alrededor de las 10 de la mañana. Ni uno sólo.
Rapido como sucede en este país pasó la alarma, los vecinos que en pánico habían huido muy temprano regresaron a sus casas. Yo vi portones y zaguanes abiertos, reflejo de lo irracional del miedo. Aquí termino la primera de mis reflexiones en torno a lo sucedido, únicamente desde mi punto de vista, con lo que yo  percibí y atestigüé. No intenta ser una pieza de redacción noticiosa ni una crónica de lo acontecido. Sólo una anécdota digna de narrarse, y quizá, de leerse.

D. Mendoza
20 Diciembre, 2010.


*He detectado un par de faltas ortográficas por las que me disculpo.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Red

Leyendo sobre redes sociales y la manga del muerto, que son piezas de ese rompecabezas sin fin que se contruye a diario en torno a la comunicación interpersonal, pero también intrasocial, mas no presencial reflexionaba en mi viejo status de misántropo cuando pasaba mis tardes frente a una hoja en blanco dibujando historietas que un puñado de gente leía (y todos familia), escribiendo en una vieja Olivetti azul cuentos que nadie leía y que hoy están perdidos pero no irrecuperables gracias a que mi cabeza alberga absolutamente todo lo que he escrito. CUAZ, te cae el veinte, la red es como tu cabeza. Antes de que hubiera Web ya tenías en tu mente todo un feis con la gente que te importaba, tus profes, vecinos y demás; guardabas canciones y álbumes enteros, conciertos que jamás salieron a la venta, grabados en tu disco duro del hipotálamo la amígdala y los lóbulos dentro de ese apéndice llamado cabeza.
Docenas de libros, cientos de películas y aún mejor, lo imbajable (undownloadable): Olores, sabores, sensaciones, emociones, sentimientos y la conciencia de saber que alguien está viendo por ti, que alguien piensa en ti, que a alguien le importas. Todo eso en la red de tus neuronas, inimitable, irreproducible y con las mismas ventajas de la Web, incluido el WiFi ¡deveras! ¿o no has vuelto la mirada a una persona e intercambiado archivos vía WiFi enriquecido con complicidad, emoción, sentimiento y una pisca de ti (y del otro). A donde quiera que vayas toda esa red va contigo y puedes accesarla en el momento que quieras. Te sabes las historias, los colores, olores, sonidos, etc. y en cualquier momento puedes narrarla, o bien dibujarla, escribirla, reescribirla y compartirla.
Conozco muchas personas que aún conectan su red a la Web y comparten todos esos archivos, sin passwords, ni captcha, son los verdaderos constructores de la interconoectividad. Podrán haber muchos que diario bajan, que diario votaan, que diario comentan, pero sólo unos cuantos se comparten, dejando en la web huella de su red, que la usan para expresar que son seres únicos, que no necesitan de un ejército de anónimos que estén diciéndole con ceros y unos lo mucho que se entienden pero sin compartir nunca esos archivos que jamás podrán convertirse en código binario.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Caja Idiota

Nací a fines de los años setenta, crecí con un auge impresionante de televisión de influencia completamente norteamericana. Cuando eres niño las letras BBC no significan nada, y Deutchwelle es una marca de hot dogs. Viendo Las Aventuras de José Miel, Automan y Los Tranformers uno crece con una visión irónicamente ecléctica pero al mismo tiempo de embudo. Canal cinco e imevisión no ofrecían nada más allá de series gringas, sitcoms, anime y caris de Filmation. De todo el volúmen de TV que mi hermana y yo vimos creo que lo mejorcito fueron los Looney Toones y una amplia gama de caris de los hoy occisos Joseph Hanna y William Barbera. Uno crece y los gustos no mejoran, sólo cambian. La TV se adapta a la sociedad dándole lineamientos de estilos de vida, sin embargo Gubern nos plantea que es la sociedad la que inadvertidamente cambia la TV.  Una serpiente que se come su propia cola. La sociedad tiene el poder de rechazar algo que no le gusta, pero también la TV se "monta en su macho" y puede hacer que nos guste a fuerzas.
Yo soy adepto de esta última idea. Soy un cheloveco rutinario, y me guío más por la programación en TV que por el reloj en mi muñeca o en la pared. Es genial poder despertar en el segundo episodio de Kim Possible y estrar a bañarse en cuanto termina. Enciendes la TV en la cocina y mientras desayunas ves Friends, se termina el episodio y te lavas los dientes, tomas tus cosas y sales de casa. Años he manejado mi vida en torno a la hora en que comienzan y terminan los shows en el tubo. Cuando tengo suerte pasan algo que me gusta, cuando no, no me queda de otra que ver el telediario. No me desagrada pero tampoco me cuenta una historia, no una formal, con introducción, desarrollo, nudo y desenlace. El telediario adolece de un elemento que a mí me es esencial, la Diégesis.
De repente, la gente tras la TV se da cuenta que no nos gusta un show sino un tipo de show. Surge entonces el género, donde podemos ver a la misma gata revolcada y adaptándose miméticamente a la tendencia que ella misma va sugiriendo con el paso de cada temporada. A últimas fechas ya ni siquiera se toma la molestia de crear nuevos personajes bajo un modelo, se chuta un refrito. Entonces surge en el telespectador la necesidad. Como la mía, de que rija mi horario. No voy a ver lo que quiero, voy a forzarme a ver lo que me pongan, y escogeré el canal donde pasen el género de mi predilección ¡y todos ganan! (not). No puede ser que estemos tan acostumbrados a ver TV y ahora a "criticar" la TV a tal grado que nosotros nos convencemos de que nos gusta lo que nos presentan. Ver la tele se ha convertido en un acto cotidiano que compartimos con los demás, por farolear, por demostrar nuestra personalidad, por obtener reconocimiento, por vernos reflejados en ella, por "distraernos" y "divertirnos" (que es lo mismo) o sencillamente porque lo hacemos desde quién sabe cuándo.
Tenemos de repente un programa de televisión de Zombies sólo porque hay mercado para ello, y nada más. Una muestra de mercado basta para hypearlo y que se exienda a personas que con curiosidad lo ven para saber de qué se trata el Buzz y se ven "atrapados" por el show cuando en realidad ellos mismos se convencieron en un efecto placebo de que es genial. Y no lo es.
The Walking Dead es un ejemplo de cómo un concepto que tiene unos 50 años en los medios que no son mainstream puede echarse a perder cuando llega a la pantalla del televisor donde la caca brilla. El niño de primaria que veía caris y el adolescente de las series estúpidas pero cool pasó unos años en la Uni y cuaz de repente se da cuenta que teniendo tantos libros con una estructura narrativa verdadera y realmente apasionante, la tle muestra cosas que no tienen el mínimo contenido. Desepcionante. Nos tienen frente al tele en actitudes de "guau" y "yeay" cuando está lejos de serlo. Imita al cine, al buen cine, y arranca las mismas expresiones vácuas.
No niego que sigo disfrutando la caja idiota. Pide mucho y da muy poco, y sin embargo hoy creo que con un poco más de conciencia la dejo entrar en pequeñas dosis a mi vida, esperando llegue el día en que me desintoxique de ella y pueda, gracias a la apertura del internet, buscar verdaderos programas de tele que tengan contenido y significado. Los hay.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Graindhouse

No existe palabra, que yo conozca, para definir o llamar en español al Grindhouse. No es ni fue un género bien visto en nuestro país. Recuerdo que algunas de esas películas, que no califican como serie B, pero tampoco eran pornográficas, llegaban a algunos cines que generalmente mostraban porno. Filmes de mal gusto, producidos con poco presupuesto que mostraban temas revueltos entre horror, explotación, sexo, acción ó aventuras adolescentes (mezcladas con las anteriores). Creo que es porque nunca fueron del agrado de la mayoría de la gente que jamás recibieron un mote. Muchas fueron a dar a los betas y ve-ache-eses de los antigüos VideoCentro y VideoVisión, aunado a los videclubes locales que había en cada ciudad, pueblo y rancho del país a mediados de los años ochenta. Estaban normalmente en la sección de terror o en la de acción. Filmes que mostraban generalmente algún tipo de violencia y que en mi consideración personal no calificaban como un género específico, excepto claro, el de grindhouse.
Algunos de estos filmes pisaban más un género específico y se volvieron cintas de culto que dejaban atrás su estatus de grindhouse, como Texas Chainsaw Massacre y me atrevo a calificar a Mad Max como una producción cercana a este subgénero. Lo que sucede es que ya estamos acostumbrados a ver estas películas dentro de un género más comercial y definido. Sin embargo observando bien su diseño de producción y temas, bien podrían caer en ese escaño. Los filmes grindhouse han sido traídos a la luz del mainstream gracias a Tarantino y Rodríguez quienes eran adolescentes en las épocas donde el grindhouse se proyectaba en cines vía los famosos double features que en México se llamaban simplemente permanencia voluntaria, ya que la función doble fue muchos años un hecho no promocional, así se programaban las pelis. Entrabas a las 4 pm (no habaía necesidad de checar horarios, a esa hora abría el cine) y salías a las 8 pm. Pasabas a la tiendita de junto o de camino a comprar refresco, dulces, papitas o bien en ocasiones había una señora junto al cine vendiendo semillas y otras cohinadas. Era bien ·grindhouse" entrar a la sala y que bajo tu asiento hubiera un cerrito de cáscaras de pepitas.
Mi papá cuenta SUS hitorias del cine, donde incluso ese señor de las semillas pasaba por los pasillos. Yo cuento las mías, además desde la perspectiva de un chamaco de pueblo que adoraba ir a ver una función doble de VanDamme o de artes marciales con el hoy (fílmicamente) occiso Jeff Speakman. Así que eso del grindhouse que es una gringada, a mí sencillamente me parece que son churros, o bodrios, que ofrecían violencia gratuita, escenas de sexo sin que calificaran como porno e historias incoherentes y sin trama que intentaron ocupar un espacio que en México durante esa década, (que como diría Dickens fue el mejor de los tiempos y el peor de los tiempos), fue llenada por kilos de basura de los Hnos. Almada y las sexycomedias del Caballo Rojas y su tropa de adefesios fajoteando encueratrices[sic] al ritmo de música populachera.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Expectativa

"Déjenos ver película profe, porfa' porfa'..." fue la frase que comenzó todo. La peli que querían ver era Actividad Paranormal 2, una copia espantosa filmada con una videocámara en una sala de cine española y doblada al castellano. Mi respuetsa fue tajante "no, no les voy a dar tiempo de mi clase para ver basura y además basura mal copiada". Tristes tuvieron su clase de Pensamiento Crítico que ahora que lo pienso no les ha servido de nada si les emociona tanto ver actividad paradormir. Medité al respecto y puedo venir a mi espacio virtual y exponer mi hipótesis.
Estos adolescentes se ven emocionados ante un filme que a mi paecer no tiene nada qué ofrecer. Filmado en formato documental, muestra dos tipos de toma: La de cámara de seguridad y la de entrevista a los involucrados. Las de "miedo" son las primeras, y como son por la noche están filmadas con night shot en un espantoso verde que además hace que la calidad y textura del filme se redusca como si hubieran filmado con un teléfono móvil. Lo que les espanta (y se espantan, lo vi) es que una toma seguida de varios minutos que muestra a una pareja dormida en su recámara de repente se ve perturbada por movimientos "paranormales" como una sábana que se mueve "sola" o el hecho de que aparescan pisadas en talco esparcido por el piso.
Umberto Eco define una toma repetitiva como un nuevo tipo de pornigrafía. Una escena donde la cámara no se mueve pero más importante, los sucesos o actos dentro del encuadre tampoco se mueven. Es decir, no hay una trama, no hay suceción o secuencia de actos que muevan la historia. En resumidas palabras, no hay diégesis.
La mayoría de las tomas de ambos filmes (el primero tuve la mala idea de verle) son pornográficas, un sólo encuadre y un par de personas dormidas sin que suceda algo. Porque ver como parecen pisadas en talco o que les quiten la sábana no mueve ningún hilo de la trama, no nos conduce a ningúna narración. Lo que buscamos con el arte cinematográfico es una secuencia de tomas, editadas entre sí, para acomodar una narración que de acuerdo al sentido del guión y/o la dirección nos transporte a través del desarrollo diegético de los personajes y los sucesos que realizan o en los que se ven inmersos para el desarrollo de una introducción, un desarrollo, un nudo y finalmente un desenlace. Tenemos más de dos mil años contando historias y el Ars Poetica igual cantidad de tiempo explicándonos cómo funciona dicho ejercicio de contar cuentos. Ha sido tarea de miríadas de filósofos, filólogos y artistas perfeccionar este arte para que actualmente tengamos en las salas de cine una expresión fílmica carente de una trama. Es como una colección de gags, o chistes pero que se supone dan miedo.
La Risa en Vacaciones se convierte en El Miedo en La Recámara. Genial. Ahí es donde entra el dicho "en gustos se rompen géneros", y no voy a hablar en contra de quienes disfruten una peli sin historia, sin fotografía y básicamente sin edición, porque tiene sentido que unos adolescentes puedan disfrutar de algo tan deshilvanado si sus vidas son una colección de snapshots malpegados y hechos con mensajes de texto, comentarios en el muro del facebook y pláticas variopintas de chismes escolares. La hipótesis plantea que les gusta espantarse con esa colección de momentos de "espantos" que toman como ciertos cuando es una producción más de hollywood (y una mala producción) y que su inexperiencia, ya sea por la edad o su propia ignorancia no les permite darse cuenta que ese tipo de filmes no tienen chiste alguno. Todavía en mi época post-adolescente la Bruja de Blair aún si mal filmada y editada mediocremente narraba una historia que no concluía, pero tenía movimiento. Este subgénero mediocre ha decaído mucho, provocando que miles de adolescentes (y adultos con esa mentalidad) se entretengan con filmes que sólo me hacen concluir que estas personitas no leen. La lectura construye la necesidad de una hilación y coherencia entre los actos y etapas de una narración. Es cine para las masas iletradas.

martes, 2 de noviembre de 2010

Los Muertos Caminantes

Ayer por la noche, 1 de Noviembre, transmitieron por FOX en México el primer episodio de la serie The Walking Dead producida y dirigida por Frank Darabont. Todos los aciertos que esta serie tiene están en su contra. La razón por la que digo esto es porque los zombies siempre fueron un tema "underground" un sub-género jamás respetado y siempre hecho a un lado. Desde las épocas de EC comics con Tales Of Horror que incluían temas de profanadores de tumbas y asuntos similares ha sido un asunto de literatura barata, cine serie B y hasta hace unos años, nadie se había tomado la molestia de crear literatura al respecto, excepto quizá los clásicos góticos y los Pulp al estilo de Robert E. Howard.
Crear historias de muertos reanimados fue mucho tiempo un tema tabú, considerado violento pero además algo contra-natura, atentando contra muchas creencias religiosas (de manera irónica ya que el cristianismo cree en la resurrección) y sobre todo el respeto que tiene para con los difuntos. Este tipo de género cinematográfico tuvo en un principio esencia terrorífica impertinente, para irse dando a nivel de parodia humana, contraponiéndose a manera de puesta en el espejo de carnaval. Recordèmos que el carnaval es todo alrevés y es siempre previo a la celebración religiosa del ayuno de cuaresma. Victor Hugo represanta el carnaval con la elección del Rey de los Tontos, el jorobado campanero de Notre Damme, y filmes como Carnival Of Souls sigue ese corte carnavalesco como figura literaria. El Thanatos ya no como una reflexión filosófica (Yorick en la mano del príncipe) sino como algo mucho más mundano, un tope o barrera a la verdadera resurrección y al rito de pasaje más antigûo de la humanidad. La transición de esta vida a la ulterior.
Es por ello que esas primeras películas de zombies no eran "populares" ni bien vistas, no tenían público amplio, y al no haber demanda, no había tampoco oferta, lo que provocaba que fuese un producto de bajo presupuesto y en muchas ocasiones sin un guión decente. El morbo de Hershell Gordon Lewis con la sangre, el choqueante cine exploitation de un Wes Craven en Last House On The Left, un Mario Baba, Dario Argento, quizá incluso un Lucio Fulci, un Roger Corman y en épocas más modernas, John Carpenter. Morbo y shock, eso era lo que vendían estos filmes hasta que Romero introdujo el elemento social, satírico, aunque en un principio bajo una espesa capa de sangre e intestinos. Se vendía, pero como la pornografía, a un público específico, no era mainstream, no era parte de la cartelera a todo público. México tenía su Grindhouse en los cines porno que a veces pasaban pelis de explotación y gore en exhibiciones dobles de permanencia voluntaria.
La TV, antes cuna de guiones baratos y producciónes Low Fidelity (entretenidos, ingenuos y divertidos), hoy es semillero de grandes producciones para la creación de excelentes pedazos de mierda que se ven apetitosos, pero cuando los consumes es pura espuma, como la cocina molecular de los Chefs europeos. Sin sustancia, sin contenido. The Walking Dead tiene dos talentos, Tattersall en la foto y a Darabont en la dirección, y se ve como una hamburguesa en el exhibidor luminoso sobre la cabeza del adolescente barriento, pero cuando te la sirven y la muerdes, sabe bien, pero no tan bien. Para cuando llegas al último bocado te das cuenta que no estuvo ni siquiera tan buena como cuando diste esa primer mordida.
Justo hoy que no trabajé creí no había nada en la TV, sin embargo nunca hay nada, sólo que a la hora que estoy en casa me "obligo" a creer que veo algo bueno para justificar que la veo cuando tengo tiempo. Por la mañana, al medio día, es lo mismo que a las ocho, nueve de la noche. Pero es la basura hueca a la que estoy acostumbrado, cuyo consumo justifico porque no tengo más opción... excepto apagarla.
The Walking Dead es una buena serie, mientras esté junto a otras series. No puedo negarlo. Me gusta de hecho, y seguiré viéndola mientras la pueda bajar (no más verla en FOX censurada). Sin embargo es como mi época de Rammstein, es una mala banda, pero una mala banda que me gusta. No puedo decir que The Walking Dead es una buena serie de zombies, específicamente bajo el género, no lo es. La TV, hoy en día, tiene la capacidad de mejorarlo todo, sube los estándares de calidad a niveles muy altos... bajo ciertos parámetros. Bajo otros, echa a perder las cosas de manera colosal, les quita el "filo", les quita lo "sucio"... y hay cosas que deberían permanecer en su nicho.

El mejor lugar para leer.

El mejor lugar para leer.
Quien no entre al baño con una buena revista o libro ¿a qué entra?