martes, 17 de junio de 2014

Ren, Stimpy & Cartoons

Recientemente adquirí un producto de colección que me hizo muy feliz. Ren & Stimpy The Lost Chapter's, que incluye el Adult Party cartoons. Incluye intros para cada capítulo por el creador de la caricatura (y los personajes) John Kricfalusi de quien me entero participó desde edad muy joven en la realización de caricaturas ochenteras que fueron la delicia de muchos chamacos que no sólo fuimos niños a principios de los ohcentas sino también gracias a la repetición ad nauseaum de televisa de caricaturas como los Pitufos. pero de lo que realmente quiero hablar es precisamente de las caricaturas, ya que Kricfalusi dice que muchas de ellas eran una basura; primero me sentí ofendido ¡los pitufos o los thundercats una basura!... sin embargo en mi entrada de los Transformers lo menciono, los guiones eran simplones. Objetivamente muchas de esas caricaturas eran bastante insulsas lo que me hizo reflexionar (a mí que realmente me gustan las caricaturas) que hay varias épocas que definen este género y precisamente a fines de los setentas y durante los ochentas hubo pocas caricaturas bien escritas, es decir, creativas. Los Looney Toones en los cincuentas y sesentas, algunos episodios de Hanna Barbera de los sesentas, y luego en los setentas y ochentas mucha caricatura que adoramos pero que siendo objetivos no eran muy creativas ni muy bien escritas. Hasta la llegada de Cartoon Network en los noventa la cosa se revitaliza, de hecho con Batman The Animated Series comienza una era nueva de animaciones (estadounidenses, las japonesas siempre han sido sobresalientes) mejor escritas, mejor producidas y con mejores sketches y gags. Recuerdo haberme desconectado un poco de las caris durante la prepa, y de repente un día veo "Vaca y Pollito" y al Rojo caminando con las nalgas, lo que pensé fue "órale, qué cool"... lo mismo cuando vi por primera vez un episodio de los Animaniacs, wow, la cosa estaba cambiando. Hoy en día tenemos shows que me parecen increíblemente inteligentes, con historias, narraciones completas (y a veces complejas) e incluso con personajes tridimencionales que van más allá del arquetipo. Muchos manejando el sarcasmo, la parodia y el gag fino al estilo de los hermanos Marx, o Benny Hill. Me vienen muchas a la cabeza y sabiendo que uno nunca menciona la que ustedes piensan, lo dejaré abierto a que cada quien se forme su opinión (o deje su comentario, je). Regresando a Ren & Stimpy, son personajes que siempre han sido impertinentes, hiperbólicamente asquerosos, absurdos y en muchas ocasiones políticamente incorrectos, pero siempre con un leit motif aún dentro del absurdo, con una narración que tiene un desarrollo... bueno, con sus excepciones (space madness). En esta edición especial de dos discos se incluyen los episodios sin censura del Adult Party que incluyen cosas repugnantemente divertidas y otras asquerosamente incorrectas pero hilarantes. No es un show (aún en su versión para "niños") para cualquiera, pero lluego de ver todos los comentarios y entrevistas con los guionistas y dibujantes confirmo loq ue habia pensado hace ya algunos años viendo un episodio de Dexter's Lab "las caris ya las están haciendo gente que hace lo que le gustaría ver a ellos mismos"... kewl.
Ren & Stimpy The Lost Episodes recibe la calificación máxima, coca fría con nachos y queso extra.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

¿juay the rito?

Esos locos, locos rituales.
La vida de todo ser humano está llena de rituales. Cada uno de estos ritos representa una parte esencial de la psique humana, nos mantiene en una estructura de conducta que reafirma o verifica que somos parte de un colectivo, consciente o inconsciente. Heredado o creado pero además creado con base en rituales establecidos aunque no nos demos cuenta. Religiosos, sociales, familiares, deportivos, académicos y una retahíla muy larga. Nadie escapa a un rito, impuesto o escogido, consciente o inconsciente.
La rebelión.
Muchos nos rebelamos ante esos protocolos por mero espítiru de romper con algo y sentir esa satisfacción de no pertenecer a un grupo donde probablemente hay personas con las que no sentimos tener nada en comín excepto ese rito, o bien sólo porque en determinado momento no significa ya nada para nosotros. Deja de tener sentido realizar ese rito. Este rebelarse suele llegar en la adolescencia o preadolescencia cuando queremos desafiar las costumbres de nuestros padre y profesores, de aquellas figuras de autoridad que, según nosotros, sofocan nuestro ser. Irónicamente muy pocos dejan de celebrar el rito del cumpleaños.
La Cultura.
Es un hecho antropológico que los ritos están para preservar y transmitir una serie de valores. La cultura es un caldo de riqueza humana que se nos transmite de variadas maneras y una de las más importantes es el ritual. Comienza con el desarrollo humano, el crecimiento, los cambios biológicos. La primer palabra, el primer diente y demás asuntos fisiológicos. Luego vienen las convencionalidades del primer día de escuela y subsecuentes experiencias primerizas, los cumpleaños cada año. Habrá quien no les dé importancia, pero ahí están y algunas son indelebles al olvido. Somos seres hechos de recuerdos y el rito se impone en una mezcla de cosas que vemos, que nos enseñan, que vivimos y experimentamos aunado a lo que nos imponen.
La segunda rebeldía.
Cuando eres un joven adulto y la química cerebral se asienta, las características del carácrter y la personalidad se van estableciendo y surge una nueva rebeldía más encausada, consciente. Busca ahora dejar atrás la edad adolescente, siente que su vida tiene propósito y con mejor razonamiento decide qué ritos seguir y cuales desechar. Esta es la etapa más interesante porque de inmediato si el sujeto tiene cierto nivel de inteligencia descartará calquier rito llevado a cabo por los grupos de gente que considere ignorante. En la búsqueda de identidad ahora sin tener que ser reconocido por un grupo pero debe reconocerse a sí mismo como un ser que se define por ciertos elementos, sus rituales incluidos. Pasa, de ser inteligente, de la heteronomía a la autonomía, conciente de quienes le rodean y las miradas que recibe, ignorándolas o tomándolas en cuenta. Dejar un rito es tan importante como adquirirlo (yo no celebré mi cumpleaños varios años).
Los ritos socio-religiosos.
Es lo más normal desechar en primer lugar los ritos religiosos, nuestra inteligencia nos indica que no hay nada que justifique la existencia de una deidad que a ojos vista jamás hace aquello que predican quienes son creyentes. Sumamos el hecho de que la mayoría de las personas que profesan esos actos divinos inexistentes son ignorantes, muchas pertecientes a grupos minoritarios, indígenas, campesinos, gente de la tercera edad y fanáticos que suelen sonar insensatos con sus afirmaciones. Son factores para decidir no seguir con los ritos de una institución a donde se acerca gente que aparentemente carece de sentido común, inteligencia o grado académico. Lo más interesante de esto que escribo, es que en la mayoría de los casos, es absolutamente cierto.
Ritos a fortioris.
Yo voy a la iglesía cada fin de mes de junio. Mi abuela cumple años de muerta y es un rito acompañar a mi madre cada año, quizá porque no estuve junto a ella en la primer misa, cuando murió. No estuve ahí porque pensaba que era absurdo, que no tenía sentido y estaba lleno de gente cuyas ideas me parecían ridículas. Lo sigo pensando, pero iría al rito, por solidaridad. El orgullo intelectual e ideológico no sirve de mucho frente a la tragedia humana.
Fui a las pláticas para Bautizmo porque mi hermana me pidió participar en el rito para mi sobrina. Esa plática la dio un señor común y corriente que sabía poco o nada de teología, que criticó mi Biblia (escogida por razones filológicas) y que nos dijo una serie de cosas que ya no puedo recordar pues en realidad no había un objetivo sólido tras ese ejercicio. Hoy que mi sobrina tiene 16 meses puedo ver la importancia del rito, no el religioso, el rito de ser un segundo padre para ella. Es una responsabilidad que pude haber asumido sin rito. El rito le da valor. No por el rito mismo, sino porque yo lo llevé a cabo.
Ahora me tocó ir con Kim dos semanas a pláticas matrimoinales. Impartidas por una persona que tampoco demostró amplio conocimiento en la Bíblia, o la vida de Jesús, tampoco parecía muy versado en la vida marital. Se confirmaba lo que escribí arriba. En la iglesia a veces se encuentra uno con personas de poco criterio y sin mucho sentido de reflexión. Si hay un Dios, ahí no lo iba a encontrar, se los aseguro. Da miedo ver que hay gente con ideas que a oídos "educados" suenan a supercherías y malas interpretaciones del texto con más posibles interpretaciones en la historia de la literatura.
Abogado del Diablo.
Algo aprendí en esos días y es que el rito no lo hace una comunidad, una institución o un grupo social. El rito lo hace uno. Otra lección aprendida, sin importar qué tan absurdo pueda parecer el rito, que tan trastocado pueda llegar a ser a través de siglos de repetición insensata, el rito cimienta un acto si tú decides que el rito tenga relevancia por el hecho de que tiene tu voluntad detrás de él. Las pláticas matrimoniales fueron una tortura "intelectual", un martirio de malas interpretaciones de la vida de Jesús, de comentarios chabacanos, anécdotas instrascendentes y ceguera social. Pero llevarlas a cabo tuvo sentido. Yo sería igual a quienes dan pláticas si no le encontrara sentido. Sería un obtuso, además de intolerante si no viera con claridad que el rito que voy a realizar con Kim es trascendente.
Hay mucho simbolismo detrás de una boda religiosa, eso es lo que sabemos los que estamos "educados" y los que nos sentimos cultos, porque leìmos un poco, porque somos concientes y por supuesto porque quienes la realizan son todos los mencionados arriba. Bah, uno no es "mocho", ni fanático, no somos de la tercera edad ni parte de una minoría social, algunos ni siquiera creen en Dios, entonces ¿por qué llevarla a cabo?...
Porque construye. Porque da forma, de ahí el concepto "formalizar".
Los que tenemos un poco de educación (académica) sabemos que para que haya fondo debe haber forma. Tenemos un postgrado y ahí leímos a Levi-Strauss, Saussure, Eco, Giraud, Ricoeur y hasta a Baudrillard en cuestiones de Simulacro. Hemos leído tanto, conscientizado tanto, reflexionado años para poder inteligir incluso que no hay un Dios y que todos esos autores bíblicos eran fanáticos religiosos porque no fueron hombres de ciencia como los mencionados pocas palabras antes, quienes saben que la forma lo es todo para que haya significado. Si yo voy a compartir mi vida con Kim entonces ¿requiero de forma alguna?, o nomás nos juntamos y ya. La esencia ahí está, el contenido, el fondo. La sustancia, pues es la del amor, o la del compromiso de mi palabra, de comunicarle lo que siento, el fondo está pues.
Si algo aprendí en unas pláticas mal estructuradas es que el contenido, el fondo, corre el riesgo enorme de derramarse si no hay forma. Formalizar un contrato social, o un enamoramiento, o como le quiera llamar cada grupo según su cultura, adquiere firmeza a través de un rito que le da forma. La formalización de un acuerdo. Más allá de un documento, que nos va a expedir el gobierno mexicano, más allá de un templo y un representante de una deidad de la que algunos dudan y otros profesan sin conocimiento de causa. Más allá de nuestros amigos, creyentes, ateos y anexos quienes estarán ahí para ver dicha formalización. Ese rito, no sólo significa lo que ha significado para una religión que yo no comparto ni ejerzo por completo (por incoherente) pero el rito no es absurdo ¡porque le da forma!
Sí, pero No.
Ritos, rituales. Ver un partido deportivo, obtener un grado académico, un acto de higiene, un acto personal frente a otro, u otros, es un compromiso, por eso es ritualesco, por eso nos brinda seguridad, porque nos hace sentir que el fondo tiene forma, o como diría Giraud, Materia, Sustancia y Forma. Lo importante no es si hay un Dios, tampoco balconear al señor de las pláticas ni a los pobres que estábamos ahí, puedo criticar amplia y largamente la religión organizada y la institución que le representa, pero no tiene sentido pues si estás leyendo esto seguramente ya lo sabes. Todo fue dicho para poder transmitir un mensaje muy sencillo: Haz las cosas bien. Hacerlas bien implica tener un ritual, implica empeñar tiempo, energía (dinero también), voluntad y si no significa nada para ti, si no tiene importancia, lo importante no es en sí el fondo que le dan otros, es la forma, el fondo lo pones tú. Formaliza tu voluntad, tu compromiso.

El protocolo que a veces puede resultar engorroso, que muchas veces está en manos de quienes no lo entienden pero lo repiten ad nauseaum no tiene porque adentrate a un mundo absurdo si lo adentras a tu consciencia y le demuestras a los demás que lo hiciste proque la formalización de las cosas, (el darle forma), es importante. Si tiene forma de triángulo, es un triángulo porque el rito lo forma así, el fondo es el que decidas aún si otros lo quieren determinar, ese se lo das tú, a través del rito.


lunes, 11 de julio de 2011

Queremos chula a La Chula.


Viví por espacio de ocho años en una de las ciudades más caóticas de la república. El Distrito Federal es una verdadera jungla de asfalto, donde no todo es grandes edificios y anchas avenidas, también hay raudales de callecitas llenas de casas de interés social, unidades habitacionales y mercados populares donde se pueden conseguir desde las verduras para el mandado hasta animales exóticos y estupefacientes. Escuchaba historias de asaltos, robos, accidentes e injusticias pero nunca me tocó vivirlo afortunadamente. No negaré que siento gran afecto por la ciudad de México por muchas razones, pero siempre me ha puesto nervioso, como salir con alguien que en cualquier momento se volteará y te dará un susto. Salí de ahí hace casi diez años, ileso, y regreso con regularidad con un incrementado sentimiento de suspicacia que no hace mis visitas cómodas del todo.
Puebla es mi ciudad adpotiva. La conozco de toda mi vida, mejor aún que el D.F. y puedo afirmar que vive a la altura de su epíteto: Chula. Mis mejores amigos viven ahí y cariñosamente así le llamamos, La Chula. Siempre ha sabido cobijarnos con su bella arquitectura, sus lugares artísticos, históricos, hermosas iglesias, una gastronomía envidiable y sobre todo porque salir a caminar sus calles siempre ha sido un verdadero placer. El poblano siempre ha sido un ciudadano orgulloso de su bella urbe y lo demuestra ciudándola.
Lo que no entiendo es cómo en los últimos años ha empeorado la siutación de trato entre los poblanos de la capital. A qué me refiero con tan umbría expresión. Amigos, familia, conocidos han sido víctimas de robos, asaltos y violencia en las coloniales calles de la Chula que se vuelve horrenda cuando te enteras que a una persona cerca a ti la han asaltado dejando sólo un manojo de nervios y un miedo, que se anuda en el estómago, a retomar las calles donde un conciudadano, si se le puede llamar así, te despojó impunemente de tus cosas, de tu dignidad. Peor aún, que mancilla el nombre de La Chula.
No voy a decir "hagámos algo" porque es un imperativo hueco, no incita a nada. Además da pie a un "pues no es mi problema, por qué he de hacer algo". Si queremos chula a La Chula debemos ser específicos en las acciones que podríamos tomar. Si en algo nos distinguimos los poblanos es en ese orgullo de ser ciudadanos poblanos, demostrémoslo no siendo indiferentes ante un grito de auxilio. Cuidémos unos a los otros, estemos siempre atentos a lo que sucede a nuestro alrededor. Uno de los modus operandi clásicos de los enemigos de la Chula es distraerte para sustraer tu cartera. Sospecha de personas que no sean corteses, quien te "corte" el paso o te estorbe. Los demás, seámos más corteses, demostremos que los poblanos no somos personas de quién sospechar.
Si trabajas en un comercio, chico, mediano o un súper, no dudes jamás en pedir una identificación cuando te paguen con una tarjeta de crédito o débito, especialmente si son compras de electrodomésticos, televisores y pantallas. Si estamos haciendo fila en el súper y no nos la piden, amablemente hagámosle saber al cajero que se le olvidó pedir la identificación. No nos vamos a estar reprochando los unos a los otros, sencillamente vamos a crear una comunidad, más unida, mejor informada, sustentada en la cortesía poblana.
Démosle siempre unos pesos al señor que está en los estacionamientos de los centros comerciales y lugares públicos, un buenas tardes sumado a un gracias los hará sentirse más unidos, parte de la comunidad y eso creará confianza y respeto. La criminalidad encuentra oportunidad en sociedades fracturadas y Puebla está muy lejos de ser como el D.F. donde muchos ya no siente arraigo u orgullo por haber nacido ahí, o como en mi caso, adoptado por esta hermosa Ciudad que da mucho y lo únco que pide es que seamos una comunidad.
El frente común es ser mejores personas, vamos a convertir el "hagámos algo" en vernos más allá de nuestras diferencias y reconocernos [todos] como poblanos, como ciudadanos corteses, honestos y amables de La Chula para que esta siga así. No dejemos que los criminales encuentren grietas en nuestra comunidad, apoyémonos más. Con acciones sencillas la comunidad se irá integrando y eso le hará muy difícil la tarea a los malandrines. No escribo esto para que lo envíes como forward, si lo encontraste útil compártelo. Lo escribí porque son muchos (uno es demasiado, lamentablemente son más) los amigos, familiares y conocidos que han sido víctimas de un asalto o robo y no quiero ya escuchar un "hagámos algo", lo que de verdad quiero es ver chula a La Chula.

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martes, 7 de junio de 2011

Inmortal

Mientras hacía zapping por la televisión en un canal de películas estaba el teñido Colin Farrell interpretando a Alejandro Magno en una escena donde Jared Leto (Hefestión) narraba ciertos pormenores de la conquista y batalla. Por razones inescrutables en mi mente apareció una idea. Inmortalidad.
No la inmortalidad que buscaron los cazadores del Cáliz Sagrado ni los que fueron en pos la Fuente de la Juventud, no; la inmortalidad que buscó Alejandro, que encontró Aquiles, que tiene siempre presente en nuestra mente a Leónidas. Seres imortales que buscaron serlo a través de ser, como diría el inmortal Cyrano, el mejor en todo, o mínimamente el mejor en algo.
Yo mismo me he preguntado si vale la pena el esfuerzo de la vida inmortal, los sacrificios y la lucha. La respuesta es realmente simple: sí. La vida inmortal es el sueño de muchos seres humanos y la única manera de alcanzarla es ser el mejor en algo, ser el mejor en todo... y asegurarte que la mayor cantidad de gente posible lo sepa. Es una lucha diaria por ser excelso, por superar todo lo que nos limita y nos hace comunes. Alcanzar la inmortalidad es dejar atrás lo común.
Humildemente acepto el reto de intentar el logro de esa inmortalidad que sólo un puñado ha logrado. Aceptando que no soy un Beethoven, ni un Julio César y definitivamente menos un Cervantes. Lo que me llena de asombro es cuánta gente lleva a cabo vidas sin sentido, vidas que no serán inmortales (como la mía) pero que ni siquiera entienden ni conciben que se puede llegar a ser inmortal. Vidas sin conciencia de vida. Seres que no son, pero están.
Vidas que respiran pero no tienen alma. Seres que no vivirán ni siquiera en la memoria de sus descendientes porque van por el mundo con una inhercia que recibieron el día que fueron paridos y que les mantiene medio andando, medio haciendo y medio viviendo. Cuando pienso que no todos podemos ser Marco Aurelio e intentar conquistar Germania, recuerdo a mis bisabuelos que viven, inmortales, en mi memoria y en las anécdotas de los actos que llevaron a cabo. Destacados pues su intensión siempre fue vivir la vida, quizá no una vida en grande, Magna, pero sí una con sentido y propósito.
Todos deberíamos pensar que tenemos el potencial de ser alguien, de alcanzar la inmortalidad a través de nuestros actos porque de otra forma ¿para qué vivir? y teniendo esa conciencia nuestros propósitos mejorarían axiológicamente pues nadie quiere llevar una vida inmortal de paria, nadie quiere ser Judas Iscariote ni Herodes Antipas.
Ese es asunto pra otra reflexión filosófica, ya que Judas no tuvo intensiones de ser inmortal ni mucho menos de causarle daño al Maestro, y Hitler realmente creía que estaba haciendo un bien al buscar el progreso del pueblo Alemán (a expensas de otros, claro). de haber vivido Hitler en la época de Alexandros, de Mardonio y Pausanias quizá sería recordado de otra manera. La imortalidad es, también, un capricho de la memoria humana.
Es un riesgo que vale la pena correr, siempre.


miércoles, 25 de mayo de 2011

El águila

Cada mañana de lunes es lo mismo, la pornográfica repetición de un ritual que ha perdido sentido, se forman los muchachos; ninguno quiere estar adelante por razones que van más allá de mi comprensión (yo siempre estuve atrás, queriendo estar delante), se dicen chistesitos y rara vez sacan las manitas de las bolsas del pantalón. Las niñas de la escolta en una marcha a medias (no vaya a ser que enseñen mucha pierna) recorren el reducido patio mientras la que porta la bandera (que técnicamente no pertenece a la escolta, pues es la escoltada) cuchichea con la de junto y en el momento en que dan la espalda a los profes sonríen por alguna intrascendencia adolescente que les causa algún tipo de gracia. No puedo decir que entonamos el himno Nacional, digamos que lo balbuceamos, escucho que los alumnos ni siquiera pronuncian adecuadamjente algunas frases "y retiemblen sus centros" "ciñe oh patria en tus sienes" "profanar con sus plantas su suelo" además les he preguntado qué significa, por poner un ejemplo muy simple "bridón" y ninguno, cero por ciento, lo sabe. A lo lejos, los estudiantes de licenciatura (trabajo en una escuela mixta) ríen y echan relajo mientras termina nuestra "ceremonia" esperando que el chamaco que lee el "programa" termine de tropezarse con cara palabra que no entiende de las veinte que conforman el discurso, para seguir jugando futbol en la canchita-por-el-momento-convertida-en-plaza-cívica.
Cuando era niño, mi abuelo nos hacía ponernos de pie si en la TV ponían el himno Nacional. Creo que exageraba un poco, hoy no me pongo de pie si escucho el himno en la TV, pero definitivamente lo haría ante cualquier evento cívico propio o ajeno y guardaría la mejor compostura que la circunstancia me permitiese. Pero, ¿por qué?.
A caso soy fiel patriota, quizá soy uno de esos mexicanos que quiere a su país por sobre todas las naciones, podría ser que a mi edad la repetición de tantos años como estudiante simplemente está en mi ADN, en mi subconciente, tal vez soy un mexicano que sabe lo suficiente de historia nacional para saber no sólo lo que significa el himno nacional sino incluso su origen... vaya, todos hemos visto la película y conocemos el clásico mito histórico de que la novia de González Bocanegra lo encerró a terminarlo y que Nunó ni mexicano era. En conclusión creo que ninguna de las razones anteriores me hace sentir respeto por la bandera y el himno. Porque lo siento. 
No fue la educación de mi abuelo ni la repetición ad nauseaum, no soy un mexicano tradicionalista y mucho menos nacionalista. No le echo porras a la selección nacional (ni me siento identificado) ni exclamo "ganamos" cuando algún destacado deportista obtiene una medalla en las Olimpiadas. No siento feo que haya mexicanos muertos en desastres naturales ocurridos en el extranjero ni me preocupan los que viven en lugares donde estalla una guerra. Demonios, no me interesa lo que haga mi vecino. Luego entonces, por qué este tipo siente que cantar el himno significa algo, que esa bandera es un blasón que representa ciertos valores.
Debe ser, y conjeturo, que he leído lo suficiente como saber que detrás de esos símbolos (no, no en el sentido monográfico), de esos signos semióticos, hay actos trascendentes que definieron lo que es mi casa.
Miguel Hernández en su Canción Última lo dice mejor de lo que yo podría explicarlo jamás: "Pintada, no vacía, pintada está mi casa / Del color de las grandes, pasiones y desgracias" Esos colores son el verde, el blanco y el rojo, y no, no en el sentido poético de concursillo de declamación de escuela oficial. En el sentido más humano posible, en el sentido que tiene la vida cuando necesitamos poner todo lo acontecido en un signo que puedas admirar, no con admiración de idolatría, con admiración estética, de aprecio, de un alma humana a otra, a muchas. Si leyeron Historia de Dos Ciudades sabrán lo que es esa emoción de leer la toma de la Bastilla, y lo mismo sucede al leer, por poner un ejemplo, Corazón de Piedra Verde o Tierra de Volcanes (irónico escritos por extranjeros) y enterarse, si bien de manera parcial y editada, de lo que fue construir una Nación. No es la mejor ni la más grande, pero diantres es nuestra casa. No la amo, no puedo decir "yo amo a México", por principio porque es un abstracto cultural que divide y separa a los seres humanos de los países del sur y del norte (de otros continentes también) e impide que seamos todos iguales. Pero es genial saber que si cada nación tiene su historia de lucha, sus pasiones y sus desgracias, aquí hubo personas cercanas, parientes tuyos, que fueron parte de esas historias que movieron a que tengamos narraciones maravillosas y una cultura de la que sí podemos sentirnos orgullosos.
Qué lástima que la transmisión de toda ese cúmulo (porque es exagerado tacharlo de riqueza) de elementos culturales sea a través de la repetición sin sentido, mecánica y desganada. Sin embargo, dijo Sócrates que "el que sabe lo correcto actuará correctamente" y creo que si yo puedo cantar el himno cada lunes de manera consuetudinaria y sentir como retumban los cañones en mi imaginación es porque tiene sentido, es decir, sé bien lo que dice, lo que expresa, lo que hay detrás y todas esas pasiones y desgracias no se van a borrar de mi ser nunca, mi cultura, comenzando por algo tan simple como mi dioma, son perennes. No soy mexicano, tengo una conciencia mexicana, que es distinto. Al mismo tiempo, no reniego de mi mexicaneidad, pero tampoco puedo decirme mexicano si en mi cultura (que me hace quien soy, me define) hay otros muchos colores. Mi casa cultural y espiritual está pintada con los colores de otras naciones, algunas incluso ficticias. Mi pensar construido a través del pensamiento griego y oriental, sumado a cientos de referencias más de tamaños varios. Siempre en continua contrucción y modificación.
No puedo decir que soy mexicano porque no es honesto. Eso sería limitarme y delimitarme en un conjunto cultural del que soy parte pero no exclusivo. Soy un ser humano, nacido en esta casa llamada México, pintada, no vacía, del color de las grandes pasiones y desgracias.

martes, 24 de mayo de 2011

Literatura Zombie

Tiene algunos años que me interesé en el género de los zombies. Comenzó con filmes de horror como Night Of The Living Dead y sus secuelas, así como otras joyas del cine, Cemetery Man, Evil Dead, White Zombie, etc. Como buen lector del cine pasó a la literatura y fue que comencé a leer novelas de zombies donde descubrí que el género se divide en otros subgéneros que pueden o no estar bien escritos. Por bien escrito me refiero al viejo criterio de McLuhan sobre la complejidad del contenido y su codificación. Me atraen las historias con tramas bien construidas, personajes tridimensionales y además situaciones verosímiles, o tan creíble como puede ser un mundo zombie.
No recuerdo en qué orden los leí, así que los reseñaré muy brevemente en el orden que me parecen más interesantes y bien escritos. Patient Zero de Jonathan Maberry es una de las mejores obras de zombies que he leído, es una novela de acción principalmente que narra las aventuras de Joe Ledger un policía, ex militar que es contratado por una agencia supresecreta para detener la amenaza zombie y luchas contra terroristas. Una trama muy bien hecha, con personajes geniales aunque estereotípicos es como ver una película de acción con todos tus actores favoritos, no, mejor que eso porque tú te los imaginas. Es una gran novela. Me encanta.
Guerra Mundial Z de Max Brooks es uno de los libros que consagra el género, parece una obra epistolar que recoge las vivencias de múltiples testigos al rededor del mundo sobre su experiencia contra los zombies en un mundo post-apocalíptico, muy bien escrito y con una variedad enorme de estilos que delimitan las historias que conjuntan una gran trama hacen de este libro una adquisición necesaria en la literatura zombie.
Descansa en paz es una obra realmente bizarra, pero sobre todo horrorífica que escribe el sueco John Ajvide Lindqvist sobre lo que sucedería si los muertos salieran de sus tumbas sin la carnicería de personificarlos como caníbales. Es de un terror psicológico que me hizo estremecerme como pocos libros lo han hecho. Está traducido del sueco y aunque es notorio que tiene dos o tres adaptaciones sigue siendo un libro fuera de lo común debido a que en Suecia la reacción ante un evento de ese tipo es bien diferente y al mismo tiempo, nuestra naturaleza humana siempre nos hará a todos iguales. Una obra que no es de zombies como tales, pero realmente genial.
Apocalipsis Z Los días oscuros es de hecho la secuela de Apocalipsis Z escrita por Manel Loureiro, un libro bastante interesante que nos muestra el mundo postapocalipsis zombie en Europa a través de los ojos de sobrevivientes españoles, para alguien que vive en México es genial poder leer una obra que de entrada está escrita en el idioma original y que conserva mucho del sentido original de su estilo y prosa, asimismo siempre es genial poder sentirse de alguna manera identificado con los personajes. No es la mejor trama del mundo pero los actos no son aburridos y de hecho hay uno o dos capítulos que puedo calificar de impresionantes. No es el mejor pero qué esperábamos de un abogado escritor.
La Guía de superviviencia zombie no es una novela, es literalmente lo que dice su título. Un manual para poder sobrevivir mientras sucede y en lo que pasa el apocalipsis zombie. Es una curiosidad bastante buena, muy bien escrita por Max Brooks, llamativa y curiosa. Si ya leíste Guerra Mundial Z más vale también echarle un ojo a la guía de superviviencia.
Cell, de Stephen King no es una novela de zombies, sin ánimo de contar nada importante puedo comentar que sus personajes están en un estado similar al zombie pero no califican como tal. Es una novela asombrosa porque narra desde el comienzo del "evento" hasta sus consecuencias finales y la evolución de las mismas. Me encanta King porque es un escritor que sabe crear personajes y a través de sus ojos llevarnos por un viaje terrorífico de angustia pero también de mucho valor humano. Cell es una de mis obras favoritas de Stephen King y aunque yo insisto n que no es de zombies se confunde fácilmente con el género. Yo diría que son reanimados, o algo por el estilo. Valioso sólo por ser de King, genial por ser de reanimados.
Pride and Prejudice and Zombies de Seth Grahame-Smith es una obra entretenida que mezcla parte de la novela original de Jane Austen con zombies al más puro estilo de Orson el cerdito en la granja (de las caricaturas de Garfield) cuando les contaba historias a los polluelos y ellos decían "qué aparescan unos ninjas" y así sucedía. No tiene gran valor literario pero es realmente divertido. En el mundo de los comics se les llaman Elseworlds, o en Marvel se llaman What If...
Hay muchos más, algunos que tengo en mi lista de espera y que espero leer en los próximos meses como Autumn de David Moody, Fell Cargo de Dan Abnett (zombies y piratas), y la trilogía Zombie de David Wellington (Zombie Island, Zombie Nation y Zombie Planet), La Casa de Bernarda Alba Zombie, The Wizard of Oz Zombie, Brains: A Zombie Diary y las secuelas de Pride and Prejudice and Zombies (Dawn of the dreadfuls y Dreadful ever after).

lunes, 9 de mayo de 2011

Paradigmas sociales en torno al Planeta de los Simios.

Terminé recientemente de leer El Planeta de Los Simios del autor francés Pierre Boulle y quedé sorprendido de la crítica social que hace sobre los paradigmas de la sociedad. La siguiente reflexión narra la obra de manera parcial, enfocándome a las partes que me llamaron la atención como profesor de métodos. Verán, el método científico es el gran descubrimiento del hombre, significa que tenemos un patrón, un modelo, para hacer las cosas y obtener resultados con el mínimo de variantes. Los paradigmas científicos se basan en las teorías que devienen del método científico establecido por uno o más investigadores que llevaron a cabo estudios que luego pueden ser repetibles y aplicables a la generalidad.
Pero nunca había imaginado que el grueso de la gente no tiene idea, ni le importa en ocasiones, cómo es que llegamos a esos paradigmas, de dónde surge el conocimiento que ya está establecido y tomámos las verdades que nos han enseñado como únicas sin siquiera dudar de ellas. Boulle en el planeta de los simios a través de una intrincada explicación nos expone que en algún momento, quizá a través de experimentos biológicos, los humanos provocan en los simios la conciencia e inteligencia. Una vez que ellos son capaces de discernir y emprender deciden rebelarse contra sus "captores", liberándose de un sojuzgamiento de cientos de años, del que ahora son concientes.
Una vez emprendida dicha revolución, los seres humanos son desplasados a los bosques y selvas (de donde vienen los simios, invirtiendo irónicamente los roles) y los simios, ahora inteligentes y dueños de la civilización se enfrentan al problema de erigir, controlar y coordinar un nuevo orden social y ¿cómo lo hacen? como buenos simios que son (razón por la que Boulle elije estos animales para su metáfora) lo hacen a través de la imitación. Así que la sociedad simia prosigue con una sociedad basada enteramente en la humana, adquiriendo todas sus características.
Entonces los simios de laboratorio, comienzan a tratar de la misma manera a los seres humanos ¿no es acaso un método ya comprobado? Boulle pasa entonces a explorar lo que sucedería si de toda la sociedad simia sólo unos pocos, una minoría muy reducida, son seres con pensamiento no solo inteligente, aún más importante: crítico y creativo. Los gorilas son excelentes administradores, y escriben libros al respecto, pero todo aquello es sibre el mismo tema, variantes de teorías ya escritas antes. Los orangutanes tienen una memoria prodigiosa, así que son excelentes copistas y guardianes del "conocimiento" encargados de transmitirlo a los jóvenes simios de las generaciones venideras.Pero el único pensamiento creativo, surgido de posiciones críticas viene de los chimpancés, y de sólo unos pocos de ellos que luchan contra las ideas ya establecidas que mantienen cómodamente en sus puestos y jerarquías a los gorilas y orangutanes.
El atraso de la sociedad simia que en los últimos mil años (según la novela) no ha tenido avances considerables y que sólo han repetido los mismo modelos durante cientos de años se debe precisamente a que su naturaleza simiesca los lleva a una vida de cómoda imitación, de reproducción del arte y los medios de producción mas no a una dialéctica, crítica y creativa donde la ciencia y el método estén para cambiar, adaptar y evolucionar con los nuevos paradigmas. Zira y Cornelius se ven atrapados por una sociedad que no desea cambiar porque no se da cuenta que todo su quehacer social es un símil, una eterna repetición sin reflexión ni más sentido que el de proseguir con una vida cómoda, porque los simios no se han dado cuenta que viven un facsimil de sus antepasados, viven en la inercia total de una existencia sin sentido de dirección ni de origen, establecidos en el presente, contentos con las ganancias, pero sin riqueza espiritual, sin evolución de mente.
Será que esa es la mejor manera de vivir. Un paradigma social de reproducción y repetición sin sentido trascendental. Trabajar para obtener satisfactores materiales, riquezas, actividades de solaz y esparcimiento, beneficios cuantificables así como los cualitativos, hay que descansar luego de estar todos los días repitiendo lo que nuestros antecesores hicieron, porque además hay que disfrutarlo mientras dure, ya que mañana vendrá otro igual a nosotros a seguir el mismo trabajo.
Quizá Boulle quiere decirnos que debemos ser más reflexivos, proactivos frente a los paradigmas, que si bien no tiene nada de malo desarrollar una vida de actividades laborales y de diversión, sí debemos mantener la menta abierta a los nuevos descubrimientos, que deberíamos ser más críticos y por consecuencia creativos, comenzando con nosotros mismo y luego, con nuestro entorno. Si somos producto del entorno entonces para que haya verdadero progreso debemos estar en constante análisis del entorno para transformarlo y que no sea siempre el mismo, ergo, que no seamos siempre los mismos.
Con actitud crítica y creativa, de nosotros mismos, de nuestro entorno, de nuestros ritos, tradiciones y demás modelos paradigmáticos que hacen de nuestra vida un transcurrir que podría tener sólo un poco más de sentido y podría con el tiempo modificarse y evolucionar, con tan sólo pensar ¿estoy como simio repitiendo lo que alguien antes de mí, estaba haciendo? o lo estoy repitiendo porque es útil, porque tiene significado, sentido y enriquece mi ser. Porque es producto del método científico pero pensado y reflexionado, antes de ser simplemente adpotado y tomado porque otro supuestamente "más inteligente" ya lo comprobó. Esa es, finalmente, la característica que hace del método científico un rasgo racional, inteligente, crítico y creativo... que se puede (y debe) comprobar.

domingo, 8 de mayo de 2011

Adaptaciones

Tuve unos días de descanso que invertí entre otras cosas en ver unas películas y leer unos libros. Dos ejemplos de ambos rúbros resaltan y me tienen reflexionando hace un rato. The Oxford Murders, de Alex de la Iglesia, basado en el libro del argentino Guillermo Martínez y Perdita Durango, del mismo director basada en la novela de Barry Gifford (guionista de filmes como Lost Highway). Ambas novelas con sus respectivas adaptaciones me presentaron un fenómeno poco común: La adaptación no sólo era muy buena, el guión llegó en momentos a superar la obra literaria.
Son dos lenguajes bien distintos el cinematográfico y el literario. En el segundo el escritor debe tener en cuenta que para poder crear en el lector una imagen debe tener la habilidad de describir, no necesariamente con detalle, los mundos en los que se desarrolla la historia. Depende del estilo y el gusto del lector, a mí me desagradan mucho las novelas de J. J. Benítez por su atención enfermiza al detalle, donde la historia poco se mueve debido a que la descripción específica de los elementos que rodean y componen la escena que describe. Prefiero un libro cuya historia se desarrolla con agilidad sin importar cuántos actos o personajes pueda involucrar.
Es el caso de Pérez Galdós, Dickens, Rice, Vonnegut entre otros, sus descripciones están supeditadas a la acción y llevan a la concatenación de una serie de actos. Son obras que pueden ser muy detalladas por lo intrínseco de la trama, la cantidad de personajes y las características psicológicas de ellos, pero más importante aún, la historia "se mueve". Es por eso que el cine es del gusto de casi todo mundo mientras que la literatura sigue siendo menos popular. El cine muestra al personaje sin que tengamos qué hacer el esfuerzo de imaginarlo al leer su descripción, esto incluye todo el sonido, su voz, su andar, su manerismo; en menos de dos horas (normalmente) podemos ver el desarrollo de una historia completa que avanza con dinamismo.
Crímenes Imperceptibles resulta un libro ameno, que narra la historia de un Chileno en Oxford inmiscuido en un momento de la universidad (y la población) en que una serie de asesinatos misteriosos comienzan a darse coincidiendo con su llegada. Rodeado de un espíritu matemático, debido a que el protagonista y su co-protagonista son matemáticos, se mencionan varias teorías y autores matemáticos de interés. Es un buen libro, maneja excelentemente el misterio, mantiene el interés del lector y no es ripioso.
El filme sin embargo nos muestra monólogos (y diálogos) de los protagonistas donde reflexionan en torno a las teorías matemáticas que en el libro sólo se mencionan, lo que aparenta un opuesto al modelo básico que establece que el libro suele ser más detallado. Tal vez sea que dichos diálogos estaban para explicar las teorías mientras que en la novela se asume que el lector sabrá de qué se habla y sin embargo no veo por qué no se han de llevar a cabo en la novela como Eco lo hace en El Péndulo de Foucault donde se explica, por ejemplo, toda la historia de los Templarios o la explicación sobre el nombre de la computadora Abulafia.
Ambos medios están para narrar historias, de pmanera personal lo que me agrada es que la narración fluya, que los personajes se muevan (aún si jamñas dejan su locación geográfica) y el mensaje sea transmitido sin que sea obvio, en el caso de Crímenes Imperceptibles y The Oxford Murders ambos medios lo logran, lo que es de llamar la atención es que la novela tenga menos detalles que el filme.
Pasemos a Perdita Durango, la novela de Gifford nos narra la historia sencilla pero irresistible de una joven de 24 años en busca de aventuras, siniestras y llenas de violencia, en su andar aventurero se encuentra con Romeo Dolorosa quien es un brujo de santería lo que atrae a Perdita a una aventura siniestra y extremadamente violenta. Dolorosa por parte de un primo acepta un trabajo ilegal que involucra contrabando y la historia se entreteje uniendo las vidas de todos los participantes en un andar de terror, sexo y muerte. La obra está completamente llena de pequeñas anécdotas que cuenta sobre todo Dolorosa y esta metadiégesis hace que la obra transcurra muy rapidamente, sin embargo no se centra demasiado ene xplciar los leit motifs de los personajes, son violentos, son lo que son y hacen lo que hacen. Sin más nada.
En el filme, De La Iglesia les da mucha más forma a los personajes, están más delineados que en la novela, quizá porque Gifford no se toma mucho tiempo en describir físicamente a los personajes secundarios centrandose en una breve pero clara descripción física de Perdita y Dolorosa. Los personajes secundarios en el filme tienen mayor profundidad y ejercen una mayor influencia en el entramado de los actos y sucesos que contruyen toda la aventura. Quizá por eso me parece que el filme es mejor, es una narración con mayor estructura y complejidad mientras que el libro es un pequeño Pulp que parece una novela de entregas para revista de adultos.
Finalmente creo que ese es el quid de esta reflexión cinematográfica. Son medios bien distintos, cuentan historias de manera diferente y si bien los eventos y perosnajes son los mismos, el resultado siempre va a diferir el uno del otro. Creo que concluyendo a priori, una buena adaptación es aquella que respeta los personajes originales, no quita ni pone nuevos si bien los adapta, es decir, Perdita se viste distinto en el Pulp, tiene un loo de femme fatal latina, mas es en esencia la misma Perdita en papel que celuloide. También es una buena adaptación aquella que respeta los actos, es decir, los eventos clave que desatan las motivaciones y acciones del filme, que es lo que hacen que se muevan los personajes y que la historia avance. Si tenemos a los mismos personajes, con las mismas motivaciones y los eventos clave que desatan las acciones, tenemos entonces una buena adaptación de la obra lietararia al cine.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Rollerball y la figura del individuo en la sociedad de consumo.

Se estrenó en 1975 en las salas de cine de Estados Unidos de norteamérica y unos años después de convertía en un clásico de la ciemcia ficción para hoy tener estatus de película de culto. Sigue siendo ciencia, si bien política y social, aunque la parte de ficción es la que ya estoy dudando. Hay que haberla visto para tener un mejor entendimiento de esta pequeña reflexión, no es necesario, pero está llena de spoilers. A partir del siguiente párrafo es desición del lector continuar.
En el año 2018 las naciones no existen, el mundo es "perfecto", todo está a cargo de las Corporaciones, cada corporación en ciertas áreas del planeta se dedica a una sola cosa. En Houston (ya no tiene el Texas porque en este oren mundial ya no hay estados) está la Corporación de la Energía, una de las más importantes ya que está dedicada solamente a abastecer de energia al mundo. Cada Corporación se rige por una Junta Ejecutiva y son quienes toman todas las desiciones. Incluso si un miembro de la Junta Ejecutiva debe ser despedido o transferido a otros puestos (promoción o democión).
Este orden corporativo rige bajo la total automatización del mundo. No hay libros, gracias a la Corporación de la Información todos los libros han sido capturados electrónicamente y literalmente resumidos para que la gente tenga sólo la información esencial (nada que ver con, no sé, wikipedia), así mismo existe una entidad computarizada que es la que da las respuestas, breves, concisas y editadas, a todas las preguntas (no creo que google pueda ser similar), pero si no tienes dudas es porque las Coproraciones te dan todo, no necesitas nada. No hay desempleo, no hay carestía. Las Juntas Ejecutivas deciden por ti todo.
Cada Corporación tiene un equipo deportivo que practica el único deporte y espectáculo que se transmite en multivisión a todo el mundo: Rollerball. Houston, hogar de la Coporación Energética tiene el mejor equipo de Rollerball en la historia, y lo es gracias a Jonathan E.
Rollerball es un deporte de contacto que se desarrolla en una pista redonda similar a la de ciclismo de unas cncuenta yardas de diámetro. Cada equipo consta de 10 jugadores, tres motociclistas, dos catchers, y cinco patinadores todos con equipo de protección y guantes con spikes; el objetivo es tomar una bola de acero e intentar anotar en un cono magnético introduciendo ahí la bola. El equipo contrario debe detener al jugador, y aunque hay penalidades por golpes y violencia estas penas sólo se otorgan cuando dicha violencia no es para detener al jugador que tiene la bola. Las muertes en los partidos son normales, y no son penadas si suceden bajo las "reglas" del Rollerball.
Rollerball fue creado por las corporaciones para mantener a la gente entretenida, para mantener juegos de guerra (la guerra como tal ya no existe) y sobre todo, para demostrar que el esfuerzo individual es inútil. Sólo es trabajo en equipo puede sacarnos adelante. Las corporaciones no tienen rostro, las juntas ejectivas no son una persona tomando desiciones. Son entidades abstractas, el individuo no existe, Rollerball es igual. Hasta que llega Jonathan E., quien es el mejor jugador en toda la historia del deporte, con el mayor número de anotaciones, heridos y muertes en el juego. Jonathan vivía para el juego, tanto que no prestaba atención a su esposa. Un Eejecutivo se interesó en ella y una junta directiva decidió quitárle la esposa a Jonathan y transferirla al Ejecutivo. Jonathan vive en total estado de duda ¿por qué me quitaron a mi esposa? La corporación le da novias cada seis meses. Dedicado sólo al Rollerball su mundo realmente se termina cuando el Ejecutivo en jefe de la junta directiva de Houston le dice que se tomó la desición de retirarlo. Jonathan comienza a hacer preguntas ¿por qué deciden ahora quitarle lo único que sabe hacer? Jamás llega a la conciencia de que él representa el esfuerzo individual. Así que decide no retirarse y la Corporación decide muy administrativamente que lo más sencillo para resolver el problema es hacerlo que pierda. Publicamente.
Se van modificando las reglas partido a partido, pero Jonathan sólo sabe hacer una cosa. Jugar Rollerball, y gana partido tras partido. Cuando llega la final, se decide que dicho encuentro no tendrá regla alguna, eso significa que se juagará a la muerte. Hasta que el último jugador quede en pie. Jonathan pide ver a su exesposa, y le expone sus dudas ¿por qué la corporación me quita las cosas que quiero? y ella le hace ver que a ella jamás la quiso, nunca estaba con ella, siempre estaba jugando, siendo el mejor. Esto lleva a Jonathan a su única toma de conciencia, él ES el mejor rollerballer del mundo, así que decide morir en lo que más ama. Finalmente la corporación hará que Jonathan pierda y mostrará al público, a trabajadores y consumidores que el esfuerzo individual es futil. No contaban con que el último jugador en pie, sería Jonathan E., quien maltrecho y ensangrentado patina hasta el cono de anotación e introduce la bola de acero dejando el marcador cero a uno, Houston y a todo el estadio, coreando su nombre.

A mí me quedó claro algo. Yo creo que el esfuerzo individual no tiene valor. No en una sociedad corporativa ¡y ya vivimos en una! las desiciones no las tomamos nosotros. La democracia es un juego como el de Rolleball, y los deportes son Rollerball. Sin embargo, Jonathan es el claro ejemplo de esa persona que tiene una serie de características únicas y realmente raras, excepcionales, en primerísimo lugar TALENTO, nadie puede destacar sin un equipo, a menos que tenga el talento sumado de los miembros de un equipo; además de tener la voluntad absoluta de querer desarrollar dicho talento y realizar lo que mejor hace hasta sus últimas consecuencias. Jonathan E. no supo plenamente por qué jugó el último juego de Rollerball, pero tenía una meta: ganar. Porque además ganando demostraba a la junta ejecutiva que podrían quitarle todo. Menos su talento. Somos lo que hacemos, y si tenemos el talento para hacerlo, nadie, nunca, podrá quitarnos el resultado de ese trabajo. Jonathan pudo haber tirado la bola al final y darle la espalda al juego para filosóficamente darles una cachetada con guante blanco y probarle al mundo entero que Rollerball no importaba, que era sólo un espectáculo manipulador. Pero patinó hasta la portería y anotó el punto ganador. Rollerball sí era importante, esencial, para ÉL, porque lo definía.
El esfuerzo individual tendrá ese efecto, es un excelente ejemplo, pero directamente no le sirve a los demás. Es un acto de realización personal. Jonathan ganó el juego supremo de Rollerball, sirvió de ejemplo, pero nada más. El único verdadero ganador, fue únicamente él. Podría escribir aquí que eso es lo importante. Pero desde mi punto de vista, no lo es. Creo que si el mundo es corporativo, debemos entonces de jugar en equipo, no individualmente. El esfuerzo individual es vano, es futil, hay que trabajar juntos. Ah, pero aquí les dejo esta inquisición ¿qué tan "bueno" es vivir en un mundo corporativo? Porque no hay espacio en una sociedad de consumo, corporativizada, para los talentos. Para la realización personal, para el mejor rolleballer de la historia. Para la oportunidad de superarlo.
Irónicamente la sociedad actual maneja los talentos individuales (deportivos claro, pero también "artísticos" y de otros rubros de "éxito") pero principalmente para establecer arquetipos de consumo, no tanto para que busquemos ser el talento. La sociedad actual a diferencia de la que se ve en Rollerball quiere que aspiremos a ser los mejores para admiración y perpetuación del círculo talento-admirador-aspirante, no en primer lugar para la realización personal. Queremos ser Jonathan E. no para ser lo que nacimos para ser. La sociedad corporativa quiere que seas el póster de un producto, el representante de toda una gama de productos y servicios que debes consumir para que aspires (y trabajes en ocasiones) a ser como esos talentos. Piénsenlo dos minutos. Ser el mejor en lo que nacimos para ser sólo sirve a una persona, a nosotros. Todo lo demás es vanidad, o bien, trabajo en equipo. Verdadero trabajo en equipo. Al final no tengo ninguna conclusión, de verdad, no es ni bueno ni malo ser el mejor en lo que nacimos para ser mejores, sólo es adecuado o inadecuado, dependiendo de dónde estés desarrollándote. Es, sin embargo, innegable que vivimos en una sociedad corporativa, de consumo, y que los telentos hoy en día sirven en primer lugar al objetivo del consumo, sin que sea el único objetivo. Tampoco puedo negar que esos talentos son inspiracionales y ejemplo de trabajo que motiva al desarrollo.
Cuál es la intensión de mejorarnos. De ser el último rollerballer en la pista. Lo hacemos por nosotros mismos o porque lo decidieron por nosotros, porque nos dijeron que hay que serlo, porque ganamos algo por serlo, porque gana alguien más algo al serlo... o sencillamente porque eso somos.

El mejor lugar para leer.

El mejor lugar para leer.
Quien no entre al baño con una buena revista o libro ¿a qué entra?