miércoles, 31 de octubre de 2007

Tambo

Este es un país donde la bicicleta es un estilo de vida, se trepan familias enteras a ella y se transportan las cosas más increíbles. No siempre tengo la cámara a mano cuando veo a un individuo con un tubo de cobre de tres metros en su bici. Pero sí la tenía a la mano cuando vi esto.


Yo me caí de la bici cuando puberto no menos de tres veces. Sí, podrían llamarme torpe, pero mi argumento es que es realmente complejo mantener el equilibrio en un vehículo como lo es la bici. En mi vida, hacer lo que ese señor hace, es una proeza.

lunes, 22 de octubre de 2007

Post 50

El post número 50 de la Abadía será un viaje fotográfico por esa caótica, espléndida, terrible pero hermosa ciudad que no puedo dejar de querer. El D.F. Comenzamos con la Catedral.


El día que tomé estas fotos estaba la feria del libro en el zócalo. Había varios individuos haciendo limpias.


Repentinamente me encontré con un grupo de gente a media plancha y pensé ¿y esta cola para qué es?


Resultó que no había cola. La gente estaba simplemente en la sombra que proyectaba el asta de la bandera.


La policía siempre vigilante en estos eventos. Personalmente jamás me he enterado de problemas en estos eventos del centro.


Los niños corrían y las palomas salían volando, daban una vuelta por Palacio Nacional, y regresaban a posarse al pie de la bandera.


Esta última foto no encuentro cómo describirla. Es un Crop de una foto mucho más grande que tomé, pero una amiga notó el detalle que muestra el ritmo en los polis que se ve roto de alguna manera por la paloma que entra volando por la derecha. Lo curioso es que yo no noté nada de esos elementos. Resultó ser una foto interesante después de todo.


Ese día fue realmente bueno. Recorrí toda la plaza de la Constitución, compré varios libros, asistí a la exposición de mural y pintura de Diego Rivera y a la de Guillermo Khalo en San Ildefonso. El centro del distrito no deja de ser una experiencia digna de vivirse. Aún si vives ahí... recuerdo las tardes que pasé caminando esas calles en días que no quería pasar el tiempo en un Mol en iztapalapa, dodne viví.

sábado, 13 de octubre de 2007

Adoro la Lucha.


Adoro la Lucha Libre, es un hecho, un elemento que forma parte de mi ser, personalidad y cultura desde que soy un niño. Mi padre me llevaba al local de mi pueblo a ver la lucha, por ahí debo tener guardado mi álbum de estampitas con firmas de luchadores que vinieron a dar ese hermoso espectáculo cuando yo apenas iba a la primaria y a la salida compraba 5 pesos de estampitas. En todos estos años de seguir el deporte del pancrasio es apenas que me he involucrado de lleno en conocer más a fondo a la gente que le fundó, y que continúa hasta el día de hoy manteniendo muy en alto la calidad de la Lucha Libre a nivel mundial, haciendo que países como Japón siempre volteen con admiración y respeto a nuestras arenas. El pasado mes de septiembre se celebraron los 74 años de la instauración de este duro deporte en nuestro país, al mismo tiempo que de su escenario más importante La Arena México. Las cinco luchas que se mostraron (de manera me parece un poco elitista por un canal de pago) fueron espectaculares. Los gladiadores dieron todo en la lona y consiguieron el premio más cotizado que pueden llegar a obtener: La admiración, griterío y aplauso del público. Dos hombres en una lucha por derrotar al contrincante en una situación completamente establecida "no somos enemigos, pero te voy a vencer" Vis a vis la representación del bien en manos de un técico que usará todo su conocimiento para llavear (verbo "inventado" en esta ideosincracia) al opuesto, el mal encarnado en un rudo que usará la fuerza bruta de manera aplastante. Yo fui técnico de niño, ahora me inclino más por los rudos y sentado en la arena, gimnasio o local grito con todas mis ganas "¡los rudos, los rudos, los rudoooos!" mientras escucho la rechifla de la porra técnica, y el apoyo de los espectadores que se unen a la euforia. Aquí no voy a decir quién ganó la justa de aniversario llamada muy ad hoc Infierno En El Ring, no escribo esto para hacer una crónica, dejo estas palabras aquí simplemente porque me llené de emoción indescriptible mientras veía la conclusión del último enfrentamiento. "Perdí lo más importante para mí, la máscara, pero la perdí ante un Maestro"... "gané, pero le gané al mejor... siempre serás el mejor" ¿Acaso necesito decir más? Qué honor. Ah, y claro... qué espectáculo. Larga vida a la Lucha.

lunes, 8 de octubre de 2007

Las cosas cambian...

Hagan Click en Play y comencemos. Este post va dedicado a Juanito G. mi carnal.

En la prepa comencé un viaje musical que me llevó a descubrir el ancho mundo del Heavy Metal. Unos años después muchos de mis amigos habían dejado atrás a Metallica, Pantera y Scorpions para escuchar cosas que me parecían completamente fresas, yo seguía enfrascado en escuchar la misma cosa. Hoy, ellos saben que la edad ya es cayó encima y que son bien fresas, pero yo no puedo excluirme. Quién diría en aquél entonces que traería en mi reprodctor de MP3 lo que a continuación expongo:


Queens Of The Stoneage, The Lost Art of Keeping a Secret segundo track de Rated R.


Black Rebel Motorcycle Club, Weapon Of Choice tercer track de Baby 81.


The Strange, Tonite I Will Say Anything es el segundo track de Nights Of Forgotten Films.


The Duo-Tones, More Love, More Power es el track dieciocho de Surf Music Unplugged.


Jarvis Cocker, Quantum Theory, el track número trece de Jarvis.

El primero es un álbum que rockea muy por arriba de otras bandas de su época y que persiste hasta la fecha. Me recuerda las tardes que pasé escuchando la desaparecida Radioactivo 98.5, se extraña. El segundo es un discazo, vaya ¿quién va a dejar pasar una portada así? Rock, Blues y un toque de Folk, un must have. The Strange es un grupo poco conocido catalogado como Surf, pero es otra cosa, fuera de este mundo son las guitarras de este disco. Una joya. Luego tenemos una rareza, un disco desenchufado de Surf, con versiones poco usuales y sumamente geniales de Pipeline, Walk don't run y hasta una versión de California Dreamin', excelente. Finalmente un disco que cambió mi vida de escucha, Jarvis trae un trabajo lleno de poesía, música intensa y melódica, un poco de denuncia, algo de sueños. Exquisito. Todos, cada uno de estos discos tienen letras dignas de escucharse con cuidado, varias veces, disfrutándolo con calma, es una lírica muy agradable, con mensajes más allá de romances usuales... Sí, ya me volví también fresa, aunque no del todo, aquí está el post que hice en El Atrio sobre lo último que escucho de un género que quizá jamás deje de escuchar.

sábado, 6 de octubre de 2007

Videoclub.


Ponerse a recordar las cosas que escucho en el Blockbuster es material para El Atrio, aquí en la Abadía hoy quisiera recordar mis incursiones a los videoclubes. La primera fue hace, bueno demasiados años, era un videoclub que estaba en la sala de una casa y que había sido adaptada. Los títulos de las películas estaban en unas como tablitas que colgaban de unos ganchitos como llaves en un hotel. Ahí me rentaron Star Wars (A New Hope) para mi cumpleaños número 8 (creo) y resultó ser una copia en español gachupín. Rentaban puras Beta, claro. Luego, cuando el Boom de las VCR (Video Cassette Recorder, verdadero nombre de lo que llamábamos genéricamente "videocasetera" o a veces nomás "video") y abrieron uno en mi pueblo donde tenían las portadas en una como vitrina pero como en Submarino, estaban colocadas en ciertas coordenadas. Si querías ver la überdemandada Terremoto Grado 8, checábas que estaba en la coordenada 8-D y así la pedías "la ocho de" conforme a su fila y columna. Luego mientras visitaba parentela en Querétaro fui al Multivideo, donde rentaban consolas SEGA, y a desvelarse toda la noche jugando Altered Beast y Shinobi. Claro que también pasé por la fase del Videocentro (y una filial llamada Videovosion, que ha desaparecido sin rastro alguno), esos videoclubes estaban bien surtidos, podías rentar clásicos como Attack Of The Killer Tomatoes y otras joyas similares. Finalmente vino el Blockbuster. El mejor que conozco está afuera del metro Atlalilco en Iztapalapa, metros y metros cuadrados de pasillos, góndolas atascadas de películas (mezcladas en esos años entre DVD's y VHS's). Pasaba sin exagerar una hora, cuarenta minutos rondando los estantes, leyéndo los títulos originales (esos con letras chiquitas bajo el título en español), y revisando los créditos. Renté cantidad de películas en ese Blockbuster, era realmente bueno. Hoy visito con cierta periodicidad el Block de las Ánimas en la Chula (aunque la foto la tomé en el Block de la 11 sur), he visitado no menos de tres Blockbusters, más el de Querétaro. Y no he encontrado otro del tamaño y con el surtido del de Atlalilco. En el propio DF renté en el Block de Pza. Oriente, y en el de Gigante Ermita (afuera del metro UAM-I), visité brevemente el de M.A. de Quevedo y todavía no hay uno que satisfaga [nuevamente] mis necesidades peliculeras.

El mejor lugar para leer.

El mejor lugar para leer.
Quien no entre al baño con una buena revista o libro ¿a qué entra?