miércoles, 13 de abril de 2011

Comunicación y redes sociales

Hace unos días concluí de manera quizá abrupta que las redes sociales no son medios para comunicarse. Específicamente dije que twitter no es un medio de comunicación y que no puede el ser humano comunicarse a través de ellas. Fui debatido al respecto y eso fue muy bueno, porque pasé entonces a reflexionar si mi percepción estaba fundamentada. Repasé una par de libros, unos cuantos artículos que había y leído e incluso uno que otro que no había aún visto. Luego lo llevé al áula y mi hipótesis fue expuesta ante dos grupos de licenciatura que estudian Comunicación para ver si ellos coincidían con mis hallazgos.

Imagina que vas caminando por la calle y que ves una roca en el camino. El fenómeno de ver la roca por sí mismo no sirve de mucho si no puedes entender a niveles de conciencia y cognitivos lo que sucederá bajo dicha circunstancia. Tu mente entonces a través de una operación sencilla toma una desición, y actuas en consecuencia. Todo ese fenómeno tan simple, tan sencillo, requiere de una comunicación. La vista como medio y canal de comunicación brindó la información necesaria para que en un acto de comunicación intrapersonal pudieras tomar una desición y evitar, quizá, tropezar o incluso lastimarte.
Ahora imagina un invidente. Esta persona no tiene el medio de comunicación que mencionaba arriba. Cómo puede entonces percibir su realidad y comunicarsela a sí mismo, entablar esa comunicación interpresonal de interpretación de los signos que le rodean. Seguramente que su comunicación interpersonal podría llamarse deficiente, de ahí el antigüo (y hoy satanizado) término, minusvaluado. Sin embargo este sujeto tiene una herramienta en su haber. Un bastón (ver imagen). Ese bastón le permite transmitir la información suficiente a su sentido del tacto para compensar una deficiencia y establecer un canal de comunicación con su entorno. Es a través del bastón que él puede (ver) percibir la roca y cerrar el circuito de la comunicación (intrapersonal) y con esos datos tomar la misma desición que una persona sin dicha discapacidad.
En fenomenología a los instrumentos como el bastón del ciego, se le llaman extensiones. Es decir, un artificio que no es un canal natural de percepción (y comunicación) que extiende nuestro cuerpo y funciona como un apéndice receptor de datos. Es por eso que las discapacidades de los minusválidos se convierten en capacidades y el valor, aunque debatible, se revigoriza.
Ahora, imagina que eres parte de un círculo social. Todos tus amigos de la Universidad con quienes te desvelaste, te fuiste de pachanga, te sentaste en el mismo salón o incluso aquellos con los que nunca compartiste áula pero platicaban contigo entre clase y clase. Gente con la que intercambiabas experiencias personales, escolares, sociales, sentimentales, etc. Recuerdas cómo podías a traves de los canales de tus sentidos interpretar cuando tu mejor amigo o amiga estaba pasando por momento difíciles. Cuando el tono de su voz lo decía todo, cuando la manera en que te miraba comunicaba felicidad, o cuando sabías que algo le dolía por su andar. Imagina que estás con una pareja imaginaria (o real) y percibes algo anormal y le preguntas con un tono de voz consternado, o curioso, quizá inquisitivo "qué tienes" y el interlocutor te mira de reojo, sin mover las manos, con un tono de voz umbrío y seco "nada".
En comunicación a la percepción de todos esos factores se llama Registro. La palabra lo dice todo, registras cada detalle (si eres observador y aún si no), todo tu cuerpo es un receptor, un canal, un medio a través del cual recibes la comunicación externa de otro ser y además realizas tus propias interpretaciones vía tu comunicación interpresonal. Lo normal es pensar "chín, y ahora que hice". Eso es comunicación humana, para mí define la esencia primordial de la comunicación, es donde comienza todo y de ahí podemos ya irnos tan lejos como queramos, pero todo comienza ahí. En el ser humano y su capacidad para percibir su entorno comunicacional y los mensajes que capta.
Dentro del círculo social sabemos cantidad de cosas sobre las personas que conforman dicha red gracias a nuestra capacidad para interpretar los datos que percibimos, no sólo en los factores descritos anteriormente, sino en otros como la pronunciación de las palabras, el timbre de voz, la entonación y acento, la ropa en un sentido longitudinal (a través del día y de las semanas) y de las actitudes. Conoces a la gente más allá de lo que te dicen sólo con palabras. Gracias a que la comunicación humana se da a través de los seis sentidos. Vista, oído, tacto, gusto, olfato y conciencia.
Cuando nos transformamos en un ser virtual sustituímos todos nuestros sentidos por una extensión mecánica. Nos volvemos invidentes. El móvil, la lap top, la computadora de escritorio se convierten en extensiones, pero tienen una desventaja frente a las extensiones de personas discapacitadas, la extensión electrónica no tiene contacto directo con la realidad. El bastón toca la roca. La computadora no. Lo que vemos y oímos (porque ni olemos ni tocamos) ni siquiera son reales, son una representación de la realidad. Una foto mía no soy yo, es tinta en un papel que a través de los colores mezclados crean una representación visual de mi persona. Lo mismo en la pantalla con pixeles. Excepto por los videos y las grabaciones sonoras, las computadores nos discapacitan para percibir la realidad, y aún así, los videos y grabaciones sonoras pueden ser editados pero ese no es el punto, estableceremos que los videos y el audio (grabados o en tiempo real) no son laterados.
Imagina ahora a esa pareja chateando, o twiteando, o mandándose mensajes vía alguna red social (electrónica). Serán sólo caractéres, signos lingüisticos despojados de toda infrmación que podamos registrar más allá del lenguaje escrito y además, escrito con faltas de ortografía y mala gramática en la mayoría de los casos. Esta es mi hipótesis, ninguna red social podrá jamás establecer entre dos personas una comunicación humana con el grado de riqueza que brinda la comunicación interpersonal cara a cara, en videoconferencia, por teléfono o similares. Incluso en las últimas eliminamos muchos factores como el climático, el contextual y en el caso telefónico todo el visual. Mi planteamiento es que hay grados de interpretación de la comunicación, que son proporcionales a la calidad de la misma de acuerdo al uso de las extensiones comunicativas electrónicas que demeritan la experiencia y asimismo la comunicación misma.
Por lo tanto, a través de las redes sociales bien podemos intercambiar mensajes (que es una comunicación, pero ¿de qué calidad, de qué tipo y con qué valor?) pero no podemos comunicarnos humanamente. Las redes sociales no son medios de comunicación, a lo que añado, humana. Se contradice ya que el usuario es humano, pero aclarado el sentido en el que uso dicha expresión continuamos a mi siguiente exposición sobre el caso.
Las redes sociales ofrecen datos sobre las personas igual que lo hace una monografía escolar. Trabajaba en una papelería en mi adolescencia y me pedían la biografía de Benito Juárez y era más completa en su escueta exposición del proser oaxaqueño que las biografías de las personas que encuentro en las diversas redes sociales, específicamente, face book. Dicha red ni siquiera ofrece datos que enriquescan la experiencia de "conocer" a una persona. Yo sé cuando un alumno mío sale con una niña o cuando ella lo deja porque aparece en su estatus de face book "fulano está en una relación con mengana" y para el otro caso "mengana ya es soltera" pero jamás hay un estatus de "fulano ya no es un huevón y hace las tareas" que sólo sabes por convivir con ellos. Ni dice que mengano es un mamón, aunque así lo quieres y de hecho es lo genial de ese individuo, por eso es tu cuate, vaya.
No podemos conocer gente en redes sociales. Esa es una frase falsa, y filosóficamente ridícula "lo conocí por face book". Imposible. Tengo años de convivir con amigos y no conozco todo sobre ellos, pero sin exagerar, no puedo conocer a quien jamás he visto o a quien he visto esporádicamente, con quien jamás he entablado una comunicación [humana]. Yo no conozco a nadie de twitter o face book con quien no haya intercambiado comunicación estable vis a vis. Hay compañeros de trabajo que he visto en los pasillos con quien intercambio un "buenos días" de quien no sé absolutamente nada.
Aunado a todo lo anterior está el asunto de la transeccionalidad de la comunicación. Cuando hablamos (cara a cara, por videoconferencia o por teléfono) la comunicación se desarrolla en un momento de determinada duración a través del tiempo sin interrupciones, es longitudinal. Mientras que el chat, y los mensajes en redes sociales con siempre intermitentes. Una colección de momentos rellenos de pausas y silencios, es una comunicación transeccional. Lo que demerita la calidad de comprensión y entendimiento.
Esta reflexión no está en contra del uso de las redes sociales (que son además una excelente herramienta de mercadeo), sería incongruente de mi parte que tengo no sólo este blog sino otros más, más de una cuenta en twitter y un perfil de face book. Piensen en el invidente con su bastón, imaginen que en lugar de ver la roca con sus detalles, el color, la forma, la textura... sólo la perciben a través de un instrumento. Sí, es comunicación, pero los datos que faltan demeritan el grado de comprensión y no poder entender los mensajes merma los aspectos cognitivos del ser humano. El fenómeno de la percepción es uno de importancia mayúscula en la conformación psicológica y cognitiva del ser humano, define como se comunica con el mundo que le rodea y las actitudes que emanan de ello.
El uso de las redes sociales debe ser uno reflexionado, meditado y por qué no, mediado. Deberíamos pensar un poco sobre qué uso les estamos dando y cómo afectan nuestra percpeción (y relación) de las personas.
También expuse en clase sobre este mismo tema enfocado a mercadeo y consumo, pero será tema para otra entrada y otro día.
Les dejaría un saludo, pero no los conozco y sería una urbanidad más que una cortesía. Lo cortés se lleva a cabo entre seres humanos. La urbanidad es sólo un protocolo lleno de modismos sociales.

miércoles, 6 de abril de 2011

Síndrome de Caperuza

Hoy por la mañana pensaba en el daño espantoso que le provoca Disney a cierto grupo vulnerable de niñas en México. No sé de otros países, Mattelart es francés y en su libro Para Leer al Pato Donald ya hace un análisis bastante concienzudo e ilustrativo sobre las ideas subliminales y otras veces no tan escondidas de la ideología Disney que bajo poca o nula supervisión podrían causar que la percepción de los niños, específicamente las niñas, se torne poco realista.
El síndrome de la Caperuza Roja es similar al de Superman. Cómo es que nadie se da cuenta que Clark Kent es Superman con anteojos, lo que podría ser posible si pensamos que Superman no entra al oxxo a comprar un refresco y ahí podemos verlo y luego reconocerlo como su alter ego. Si lo vemos siempre a lo lejos volando, o tienes un encuentro con él bajo situaciones de estrés es bien posible que si llegaras a encontrarte al reportero (lo que también implausible) ates cabos y dés con la identidad secreta.
En el caso de la Caperuza estamos hablando de una persona que tiene frente a sí a un ser que conoce y reconoce y elige a través la una pulsión no verlo. Una pulsión es un proceso somático que resulta  de la representación de un determinado estímulo en la vida mental del individuo. La función de la pulsión es facilitar al organismo la satisfacción psíquica que se produce al anular una condición o estímlo somático negativo. Para ello cuenta con una capacidad energética capaz de orientarse hacia el objeto cuya consecución remueve o anula la condición o estímulo doloroso, provocando así placer.
La pulsión es la que le hace ver a la gente en una mancha informe una figura religiosa, pero a niveles más alarmantes de percepción de la realidad puede hacer que una niña espera a su príncipe azul durante años, y que un día en lugar de ver a un hombre común y corriente (en el mejor de los casos) vea a su príncipe azul, más grave es cuando es un patán consumado y aún así elige ver al príncipe.
Todos conocemos el caso de la chica que comenzando sus veintes cae enamorada de un tipo que la ve dispuesta a darlo todo y él en plena disposición de quitarle todo hará lo posible por hacerla creer en el cuento de hadas de la primera para obtener su satisfacción, en ocasiones incluso llegando a creer la pulsión de ella. Lo que resulta normalmente en un desencanto, primero de él ya que nunca fue su pulsión, y luego de ella, quien no siempre logra superar ese desencanto eligiendo una vida de ostracismo. Refugiadas tras una fachada de felicidad por la vía del trabajo, algún hobbie, sus amistades o el hecho de pensar simplemente que así está bien.
Eso lleva al síndrome del avestruz, pero no es el punto en que estoy reflexionando.
El síndrome de la caperuza es el de la mujer que enfrentada a la realidad de un lobo elige ver a la abuelita. Por alguna razón que desconozco (no soy psicólogo) esas mujeres eligen estar con una persona que sin necesidad de representar un daño inminente tienen todos los rasgos de una fisonomía moral que las llevará a ser comidad por el lobo, bajo la premisa pulsasional de que cambiará.
La fisonomía moral de una persona está determinada por la fuerza de sus principios, que residen dentro de su ser. Sus actos pueden llegar a contradecirse mas las tendencias de comportamiento de acuerdo a sus principios siepre estarán por encima de los detalles. El lobo no es lobo por los detalles, es lobo por la forma. No siempre está en los detalles el averiguar la fisonomía moral de una persona, porque el detalle es vestirse idéntico a la abuela para parecer ella. Pero bajo los detalles está la forma ineludible del lobo.
Las princesas de Disney tienen tanto que ver con esa idea, con la conformación de los estímulos apropiados para crear una pulsión somática positiva ecaminada a ver una abuelita, alguien conocido, familiar e inofensivo, en lugar de ver a un lobo disfrazado que representa un futuro riesgoso y dañino.
De ninguna manera quiero que nuestros niños crezcan con ideas negativas o peor, concientes de la maldad del mundo. Creo firmemente que los niños deben permanecer hasta cierta edad ignorantes de los males de los que son capaces los seres humanos. Pero estoy en contra de que se les creen mundos inexistentes. Hay tantas cosas buenas en el mundo sin necesidad de crear estímulos fantásticos que los lleven a crecer con una tendencia marcada a evitar los estímulos negativos al grado de convertirlos en positivos. Las cosas son lo que son. Las hay buenas, las malas y una infinita cantidad de niveles intermedios. No creo que sea correcto no poder juzgarlos lo mejor que podamos. El objetivo de todo es muy simple, poder enfrentar las situaciones que se te presenten de la manera más adecuada.
Una psique sana, una percepción normal, debe poder juzgar entre un lobo, una abuela, y un lobo vestido de abuela, pero jamás creer que el lobo vestido de abuela es la abuela. 
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El mejor lugar para leer.

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Quien no entre al baño con una buena revista o libro ¿a qué entra?