viernes, 4 de marzo de 2011

Crueldad

Es un hecho innegable que la crueldad sólo puede ser ejercida por los seres humanos. La palabra derivada del latín cruor significa sangre, mas no aquella que transporta oxígeno del corazón a todas las células del cuerpo, sino aquella que mana de las heridas provocadas. Los griegos y romanos usaban dicho vocablo para referisrse a los sacrificios dionisios de toros y animales, así como para aquellos hombres que precisamente por su crueldad infligían heridas en sus contrincantes ya sea en batalla o bien el la arena de los gladiadores. La crueldad entonces es la capacidad que tiene uns er humano de causar daño intensionado a otro ser. Lo interesante de esto es que es un acto que así como sólo deviene del ser humano sólo puede ser interpretado por el ser humano. Es decir, para pode identificar un acto cruel sólo aquellos que lo conocen pueden reconocerlo.
La intensión es otro concepto que viene al caso ya que en la Ética, el estudio de las acciones del ser humano, se pueden reconocer dos actos principales: El natural (ir al baño, estornudar, etc.) y los llamados "del hombre" cuya diferencia esencial es la intensión. Los actos que llevan a cabo todos los seres vivos ya sea por instinto o por necesidad carecen de intensionalidad si bien no de finalidad. Aristóteles hablaba de la esencia de las cosas vía su fin (Teleología), sin embargo la intensión es cuando deliberadamente realizamos un acto concientes de que de manera directa o bien desencadenando otros actos más, obtendremos un resultado esperado, meditado, razonado.
La Celestina, de Antonio de Rojas, es un claro ejemplo de la intensión reflejado en la compleja trama que teje la protagonista para saciar su codicia y completar sus fines a través de la manupilación de las variables que le rodean, sobre todo con el uso de los premios y castigos en torno a las personas involucradas en algo que parece tan simple como un enamorado, Calixto, que desea obtener a la mujer, Melibea, a como dé lugar. Qué mejor ejemplo que el misterioso benefactor de Philip Parrip, el redimido Magwitch quien bienintensionado le brinda a Pip sus Espectativas para éste averiguar que la Señorita Havisham tenía a su vez sus propia agenda malintensionada basada en una vida amargada y enfocada precisamente a la crueldad.
El meollo del asunto es que estos personajes llegan a un momento en que son concientes de que han sido tratados con crueldad por uno o más agentes malintensionados que urdieron complejas maquinaciones para sus sórdidos fines, algunos de ellos reaccionando de manera vindicativa ante la conciencia de la crueldad ejercida sobre sus personas. La crueldad es un elemento clave en la tragedia y el drama, es uno de los antivalores esenciales para el exiempla del siglo de Oro español (Lazarillo de Tormes, La Lozana andaluza, Buscón don Pablos, etc.) y elemento pertinaz del tatro helénico que permea la obra teatral hasta nuestros días (Ifigenia de Racine). Así que si bien es algo enteramente negativo, la humanidad no puede aprender a ser misericodriosa y benevolente sin conocer la crueldad en sus formas dramáticas, literarias, teatrales y artísticas...

Originalmente este iba a ser un escrito sobre la crueldad hacia los animales, pero mis lecturas me llevaron por el camino de la reflexión en torno a la crueldad humana en la obra literaria y teatral (que se considera también literaria, pero debe distinguirse); quizá la siguiente entrada del blog finalmente se centre en por qué la crueldad hacia los animales es sólo cruel porque nosotros la percibimos, no porque la fauna la comprenda.

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Quien no entre al baño con una buena revista o libro ¿a qué entra?