Es media noche, a lo lejos se escuchan ladrar unos perros, unos minutos después todo el vecindario está lleno de ladridos. Nadie le da importancia, ha sucedido antes. Eventualmente se van a callar. Se escucha un auto partir a toda velocidad; algún borracho. Se escuchan unas detonaciones, qué fiesta tan escandalosa están armando. Amanece y el ambiente está en calma, la gente que se levanta temprano a eso de las cinco y media está tomando un baño, escucha las noticias de la capital y el país, en algunas casas se fríen huevos, en otras sólo se escuchan pasos apurados que buscan llaves, documentos ¿dónde quedó el fólder azul? Son alrededor de las seis de la mañana y las banquetas se comienzan a llenar de pasos. Se perciben autos que están siendo calentados y a lo lejos se escucha el primer camión de gas con su espantoso perifoneo. La tonada monótona, reverberante y sorda no cesa pero el sonido no avanza por la calle como hace unos minutos. Se cierran algunos garajes y el movimiento debería comenzar, mas los autos siguen estacionados frente a sus casas. Algunos no llegaron a la parada de la combi, otros se quedaron esperando un microbús que simplemente no llegó. La fiesta ruidosa de anoche, con los perros, los cuetes, el auto, fue estruendosa; hay sangre en una banqueta ¿dónde está la policía? No han pasado ni diez minutos y con el infernal jingle del gas al fondo, se escucha un grito que te enfría la sangre.
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1 comentario:
Genial, sé qué relato es, sólo que cuando lo leí todavía no lo terminabas del todo. Esperaré ansiosamente la continuación, está muy, muy chingón.
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