martes, 5 de agosto de 2008

Día Zeta Parte XI

Las siguientes líneas contienen conocimiento recabado por algunos de los sobrevivientes quienes han intentado encontrar una explicación mientras intercambian consejos para sobrevivir en lo que queda de su ciudad. Sucede como en la fábula donde los tres ciegos son llevados a un cuarto donde hay un animal y cada uno toca una parte, uno describe un animal grande como árbol, grueso; otro narra un animal delgado y como una serpiente, el siguiente cuenta que es un animal volador que tiene unas membranas para volar. Nunca supieron que era un elefante pues uno tocó una pierna, otro la cola y el tercero la oreja. Si se hubieran juntado a platicar tal vez hubieran juntado sus experiencias para darle sentido a sus percepciones. Eso intentaron algunos cazadores de zombis.
¿Cómo comenzó?
No se sabe a ciencia cierta. Atacaron primero, o al menos así lo indica la evidencia en la calle A. Obregón la noche del lunes. Esa noche aparentemente se reanimaron todos. En el anfiteatro de la cruz verde se dio la primera masacre que se extendió al paradero del transporte público. La explosión en Obregón no dejó pistas para saber de dónde salieron los “apestosos” —como se les llama coloquialmente— que atacaron ahí. Pudo haber sido un velorio. Los principales ataques se dieron en la calle Roberto Gómez donde se localiza el anfiteatro, Á. Obregón y Venustiano Carranza donde explotó el camión de gas, Ave. Reforma donde sucedió el incidente del transporte público, Calle 4 donde está localizado el cementerio, calle Buendía donde está la clínica y el cadáver de una ancianita provocó un ataque y de ahí simplemente se extendió. En dos días no había lugar donde no hubiera apestosos.
¿Qué lo provoca?
Se ha hablado de todo. Esporas del espacio, un virus, bacterias, vudú, material radioactivo, rayos cósmicos, el chupacabras, castigo de Dios, guisados echados a perder, las vacas locas, los gringos —mencionados sólo así, como si ellos fueran la causa simple y llana de un problema— y el gobierno. Un médico sobreviviente asegura que los cuerpos reanimados no necesitan o tienen condición alguna previa a la reanimación. Simplemente se levantaron. Su cuerpo sigue en descomposición y ”la enfermedad” no parece tener progresión alguna.

4 comentarios:

Manu dijo...

Yo pienso que fueron los tacos de canasta afuera de alguna estación del metro, estaban hechos con chicharrón procedente de EE.UU., así que la culpa fue de los guisados hechos con materia procedente del vecino del norte, sí, fueron los gringos que experimentaron en los porcinos tratando de encontrar una forma de que su carne se regenerara y ellos fueran reanimados después de matarlos.

Anónimo dijo...

Suena lógico. Sobre todo si tomámos en cuenta que los puercos tienen un sistema biológico similar el de los seres humanos.

Luis Alvaz dijo...

La mayoría de los casos de zoonosis son por la vía del cerdo al ser humano, pero casi siempre a través del aire, como las diversas sepas de la gripe que primero fueron infectadas de las aves a los porcinos.

Otro caso es la conocida cisticercosis, pero esta en realidad la transmita la Tenia o Solitaria, y pues como se aloja en la carne del cerdo, y ésta no es bien cocinada, puede infectar el sistema nervioso del ser humano.

Además dudo que se importe chicharrón de EEUU, quizá de China, ¿no creen?

Maqroll dijo...

ierto, además que en China hay ciertos rituales similares a los del Vudú. Podría ser un gran giro dnarrativo que esto pudiera ser un virus, o bacteria que se hubiese gestado en China, donde además hay mucha contaminación ambiental que pudiera justificar, aún en un relato de ficción, la creación de un virus que reanime a los muertos. Me late bastante.

El mejor lugar para leer.

El mejor lugar para leer.
Quien no entre al baño con una buena revista o libro ¿a qué entra?