Sentado frente a la computadora intentaba poner en orden las ideas que en ese instante rondaban por su mente. Ella se hallaba lejos y la mitad de sus pensamientos estaban con ella, esto sin contar con que es con ella con quien platica las ideas para que estas tomen forma, y en ese preciso momento no la tenía a su lado para poder preguntarle. Se sentó sobre la cama y pensó por un momento en lo que había estado pensando durante la semana. Era, después de todo, cuestión de ordenar los elementos y como diría Borges, tan sólo se trata de ponerle lo de en medio al principio y al final.
Pero no se aclaraba el asunto, así que tomó un libro y comenzó, distraídamente, a leer. En el fondo de su mente estaba hilando, o al menos intentándolo, sus ideas. Se sumió en un sueño extraño, en el cual se veía a sí mismo en lugares en los que ha estado, con gente que conoce y en situaciones que pudieran ser normales. Pero siempre eran sueños bizarros. ¿Cuándo fue la última vez que tuviste un sueño realista? ¿cuándo fue la última vez que despertaste sin estar alterado? O bien sin querer continuar con el sueño, para ver qué sucede. Grotescos son en la mayoría de las veces y a pesar de su surrealismo, se sienten muy, muy reales.
Platicas con las personas, tocas los muebles y sientes la incomodidad de algunas prendas, como cuando usaste el chaleco antibalas. Sí, estabas usando un chaleco antibalas y lo peor del asunto es que no lo era propiamente. Era un trozo de tela con unas placas de metal. Pero no te lo podías quitar. Sencillamente no podías.
Sucede antes de despertar. A veces despiertas y te das cuenta que estabas soñando, te das la vuelta e intentas retomarlo. Y lo logras y logras alargarlo por espacio de una hora, en ocasiones más. Es un escape, un escape puro de la realidad, una fascinación morbosa por estar dentro de lo que no es real pero se siente como tal. Pero casi siempre es el escape de la verdadera pesadilla, hacía la pesadilla ficticia. Hacia el lugar donde todo aquello que es grotesco es verosímil, pero finalmente de alguna manera sabes que no te podrá hacer daño ¿O sí?.
A veces piensas que tal vez estás soñando. Que vives en un sueño y que cuando sueñas vas a la realidad por un instante, al laberinto del tiempo y el espacio que es en verdad este universo. Al caos. Donde no avanzas, ni retrocedes. Y te puedes mover hacía atrás o hacía adelante. Finalmente revisas lo que hay en la pantalla y te das cuenta que no has escrito nada y que has gastado tiempo en hacer nada. Lo mejor será despertar y volver a intentar poner los pensamientos y las ideas en orden...
¿Qué no estaba ya despierto?
Pero no se aclaraba el asunto, así que tomó un libro y comenzó, distraídamente, a leer. En el fondo de su mente estaba hilando, o al menos intentándolo, sus ideas. Se sumió en un sueño extraño, en el cual se veía a sí mismo en lugares en los que ha estado, con gente que conoce y en situaciones que pudieran ser normales. Pero siempre eran sueños bizarros. ¿Cuándo fue la última vez que tuviste un sueño realista? ¿cuándo fue la última vez que despertaste sin estar alterado? O bien sin querer continuar con el sueño, para ver qué sucede. Grotescos son en la mayoría de las veces y a pesar de su surrealismo, se sienten muy, muy reales.
Platicas con las personas, tocas los muebles y sientes la incomodidad de algunas prendas, como cuando usaste el chaleco antibalas. Sí, estabas usando un chaleco antibalas y lo peor del asunto es que no lo era propiamente. Era un trozo de tela con unas placas de metal. Pero no te lo podías quitar. Sencillamente no podías.
Sucede antes de despertar. A veces despiertas y te das cuenta que estabas soñando, te das la vuelta e intentas retomarlo. Y lo logras y logras alargarlo por espacio de una hora, en ocasiones más. Es un escape, un escape puro de la realidad, una fascinación morbosa por estar dentro de lo que no es real pero se siente como tal. Pero casi siempre es el escape de la verdadera pesadilla, hacía la pesadilla ficticia. Hacia el lugar donde todo aquello que es grotesco es verosímil, pero finalmente de alguna manera sabes que no te podrá hacer daño ¿O sí?.
A veces piensas que tal vez estás soñando. Que vives en un sueño y que cuando sueñas vas a la realidad por un instante, al laberinto del tiempo y el espacio que es en verdad este universo. Al caos. Donde no avanzas, ni retrocedes. Y te puedes mover hacía atrás o hacía adelante. Finalmente revisas lo que hay en la pantalla y te das cuenta que no has escrito nada y que has gastado tiempo en hacer nada. Lo mejor será despertar y volver a intentar poner los pensamientos y las ideas en orden...
¿Qué no estaba ya despierto?
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